Un borrachito entra en un templo católico, se dirige dando bandazos a un confesionario y se mete en el asiento del sacerdote. Intrigado, el cura va para allá y tose discretamente para llamar su atención, pero el borrachito no hace el menor ruido. Entonces el cura da unos toquidos suaves en la madera con los nudillos. El borrachito no responde. El cura toca más fuerte y finalmente el tipo dice: “No tiene caso que me toques. De este lado tampoco hay papel.”
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