"En mi investigación lingüística relacionada con la Biblia hebrea y sus traducciones, a menudo hago referencia a la edición en inglés de la que se conoce como la Traducción del Nuevo Mundo. Al hacerlo, se confirma repetidas veces mi impresión de que esta obra refleja un esfuerzo honesto de alcanzar una comprensión del texto lo más exacta posible. Da evidencia de un amplio dominio del idioma original y vierte las palabras originales a otro idioma de forma fácil de entender y sin desviarse innecesariamente de la estructura específica del hebreo. (…) Toda declaración en un idioma permite un cierto margen de interpretación o de traducción, de modo que la solución lingüística en cualquier caso dado puede estar sujeta a debate. Pero nunca he descubierto en la Traducción del Nuevo Mundo ningún intento tendencioso de leer algo que el texto no dice."
Pero en la porción correspondiente a la Biblia hebrea, nunca he encontrado una traducción obviamente tan errónea que pueda tener su explicación en un prejuicio [URL="http://es.wikipedia.org/wiki/Dogma"]dogmático[/URL].[URL="http://cid-53a34c08f6521f59.skydrive.live.com/self.aspx/Watchtower/Carta%20Benjamin%20Kedar%20-%2023%20de%20abril%20de%201995.JPG"]
[/URL]Benjamin Kedar (catedrático en la [URL="http://es.wikipedia.org/wiki/Universidad_Hebrea_de_Jerusal%C3%A9n"]Universidad Hebrea de Jerusalén[/URL])
“Y [...] fuerza activa (espíritu).” Heb.: werú‧aj. Además de traducirse “espíritu”, rú‧aj también se traduce “viento” y mediante otras palabras que denotan una fuerza activa invisible. Véanse 3:8, n: “Airosa”; 8:1, n.
[URL="http://cid-53a34c08f6521f59.skydrive.live.com/self.aspx/Watchtower/Carta%20Benjamin%20Kedar%20-%2023%20de%20abril%20de%201995.JPG"][/URL]
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