COMO UNA SOLA FLOR DESESPERADA
(Juana de Ibarbourou)
Lo quiero con la sangre, con el hueso,
con el ojo que mira y el aliento,
con la frente que inclina el pensamiento,
con este corazón caliente y preso,
y con el sueño fatalmente obseso
de este amor que me copa el sentimiento,
desde la breve risa hasta el lamento,
desde la herida bruja hasta su beso.
Mi vida es de tu vida tributaria,
ya te parezca tumulto, o solitaria,
como una sola flor desesperada.
Depende de él como del leño duro
la orquídea, o cual la hiedra sobre el muro,
que solo en él respira levantada.
ESCANDALOSAMENTE OBSCENOS
(Mario Blacutt Mendoza)
Te percibía como un soplo que abre surcos en el aire
Inconsútil ante la tenue mirada
Ingrávida ante el deseo formidable
De pronto, te presentaste a mis ojos, ya no etérea
glácil, pero ya no tenue; suave, pero ya no ingrávida
Mis manos, para tensar el arco, siempre con pulso sereno
se deslizaron trémulas por tu espalda
y mi boca, antes de sellar tu boca
se estampó, ávida, en los rubíes encendidos de tus senos
Mis palmas resbalaron hasta tus caderas
y en vez del ritual del primer beso
hinqué las rodillas ante el cáliz de la vida
en un acto de impía idolatría de un tártaro pagano
El gemido de tus labios anunció que los míos
habían rasgado el velo del místico misterio
Jadeante tú, frenético yo, por el pulsar repetido de mi beso
intuimos que nuestras almas se abrieron
para el encuentro definitivo de nuestros cuerpos…….
Fuimos escandalosamente obscenos, amada
¡Cómo se derrite, rubor tras de rubor
la virginal túnica de la nieve en los Himalayas!
Saludos cordiales
Blacutt
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