...Fueron dos semanas de angustia guardada en la garganta, de espera, de creer o no creer, de querer tener esperanza, pero no ilusionarse para que doliera menos. Se nos venía a la mente el terremoto, el maremoto, recordábamos la marcha de los soldados en Antuco...no queríamos más muertos, no queríamos más pena...quizás así el mundo pueda entender nuestra explosión de alegría en Chile...En tan poco tiempo hemos tenido que poner a prueba nuestros más profundos sentimientos de solidaridad y empatía y ayer fue un día hermoso, a todos los chilenos se nos apretó el corazón y gracias a Dios, a la vida, a la unión, a la esperanza...hubo por fin buenas noticias...
Lo que viene es muy largo, sin embargo, hay 33 razones para no parar.
Un abrazo.
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