¿Qué nos pasa?
¿Qué es ese remolino de furia
que nos destrenza los cabellos
y nos ahorca?
¿Qué son esos sonetos de odio
que recitamos a los vientos,
esos fuegos fatuos y profundos
que hieren a nuestra madre?
Parecería que nos hemos muerto antes de tiempo,
que una mano
ya es sólo esqueleto,
que el alma era una fantasía de modernistas
y que el amor quedó olvidado
en algunos libros de poesía de Darío.
¿Qué nos pasa?
De nuestra historia sólo enrojece la aurora
y cada día parece sangrar más nuestra boca,
porque como todo, es una sola, aunque nos parezca mentira;
por eso cuando duele uno, dolemos todos
y casi ninguno se da cuenta.
Una vida ya no vale lo mismo,
somos monedas de cambio, monedas de barro
que forjó el egoísmo,
somos un manojo de pasto arrojado a capricho;
recién arrancados
todavía sangramos,
todavía derramamos esa savia oculta
que ya no reconocemos como propia.
¿Qué nos pasa?
¿Qué se nos olvidó en el camino?
¿Cuándo dejamos de sabernos camada
y nos concebimos enemigos?
¿De dónde salió esta soledad rubicunda y famélica
que nos devora?
¡Ay, humanidad!
Qué rápido y fácil nos matamorimos.
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En esta semana murió, tras una larga agonía, un muchacho de 18 años que fue apuñalado con un destornillador (desarmador) el mes pasado cuando intentaba evitar que le robaran la moto, ese chico iba a una escuela en la que doy clases... este suceso me hizo pensar un poco en la humanidad en general, en la parte más oscura de ella, y salió esto.
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