Y todo comenzó,
así sin nada,
sin mediar palabras,
con un beso robado,
que realmente no lo fue,
porque fue por tanto tiempo,
anhelado.
Y al suave tacto de esa boca,
en mí,
apremiante necesidad,
que germina en mis entrañas,
crece y se fortalece,
en la turgencia de mis pechos,
que apuntan deseosos al cielo,
en lo henchido de mis labios,
que denotan a gritos,
¡Soy tuya, te pertenezco!
.
Marcadores