Y es válido Alez, desde tu punto de vista, por aquello que bien acotas de los prejuicios que nos montan en la mochila de la vida, pero justamente se trata de eso, un niño nace despojado de todo prejuicio, somos nosotros los adultos (que también fuimos niños) los que nos encargamos de llenar esa mochila. Es cierto que todo tiene su momento, y de que no se deben forzar barreras, pero esto no debe implicar taparle los ojos a los niños ante las cosas que deben comenzar a ser común, o la que estarán expuestos a diario, especialmente cuando la base es el amor. Un niño jamás te preguntará: ¿Papi, porqué esas gentes se besan si son del mismo sexo? a menos que previamente ya se les haya metido en la cabeza que eso "está prohibido", de lo contrario, el niño lo verá como una manifestación de amor, sin etiquetas de por medio, porque él o ella ha visto desde siempre como entre los esposos hay besos y abrazos, y entre los primos, y entre padres e hijos, o madres e hijas, entre abuelos, etc... de hecho, estoy convencida que sería MUCHO más enredado explicarle por qué no está bien, la confusión no podrá ser resuelta sino con un "porque yo lo digo", con lo que normalmente no estoy de acuerdo (yo, claro) Si el niño ya tiene ese concepto de "prohibido" armado, por aquello de que convive en sociedad, entonces se le responderá de acuerdo a la edad y a cómo uno le haya educado, y siempre recordando usar la palabra amor en el contexto. Los niños se asombran o hacen espavientos cuando nosotros los adultos, sus guías modelos, lo hacemos o hemos hecho antes, de resto, nada que ver. Recuerdo una vez que conversando con una amiga de sus molestias con relación al esposo, del cual se acababa de separar, ella me comentaba muchas cosas en "secreto" en relación al malestar que sentía por la forma en cómo la niña lo seguía viendo como el héroe y se molestaba con ella cuando lo peleaba por irresponsable -era un patán buscando siempre hacer quedar mal a la mamá, pero adoraba a la niña- Mi amiga me contaba esto llorando molesta, y aunque teníamos la puerta del cuarto cerrada, ella subió la voz en varias oportunidades. De pronto entró la niña y llorando le dijo: "Mami, si tu quieres que lo odie, yo lo odio"... ese es el poder que tenemos sobre nuestros niños, lo único que debemos tener en cuenta, es saberlo usar, si tú quieres que tu hija lo vea como lo que es, una muestra de amor, ella lo verá como tal... tan fácil como recordarle que todos somos iguales ante los ojos de Dios.
Todos tenemos costumbres diferentes, se llama diversidad, y es lo que hace de este mundo algo interesante, y si no estamos de acuerdo con algo de otra familia, pues debemos hacer un examen de conciencia para entender en nosotros por qué nos molesta, y luego entonces decidir qué decirle a nuestros niños.
Me gustaría que me dijeras por qué estás en total desacuerdo con la adopción, porque ciertamente existen puntos encontrados para muchos, incluso para aquellos que no nos oponemos.
Un besote mi zapatico.
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