Iniciado por
karlacris
Cuando llegué a la U, fue un cambio algo fuerte para mí, dejé mi trabajo de 10 años con 7 meses, y lo más fuerte fue dejar atrás a mis amigas, esas que no sólo trabajaban conmigo sino que caminaban junto a mí, todos los días, un pedacito de mi vida...
Hubo muchas lágrimas, debo reconocerlo, pero al mismo tiempo era una sensación de "novedad" que no se me pasaba...
Decidí aprovechar mi tiempo de almuerzo (que es considerablemente mayor al que tenía antes) para comer (obvio! jajajaja) y leer en alguna de las mesas de los jardines. Es que hasta encontré el lugar "perfecto" una banquita medio escondida que está bajo un gran y frondoso árbol ¡era perfecto!...
Pero entre una cosa y otra nunca he podido hacerlo y como las clases comenzaron pues se hacía más difícil encontrar "tranquilidad" en medio de tanto "cipote"... y (cual propósito de "año nuevo") se me fue olvidando o mejor dicho lo fui empujando a lo más recóndito de mi memoria.
Me acordé de mi buena intención justo ayer, que me taravesé medio campus para ir a una ferretería, parece ser que no sólo yo había pensado que esa banquita era perfecta para leer: uno de los jardineros del campus, un señor ya mayor, estaba disfrutando de su tiempo de almuerzo leyendo y comiendo un emparedado sentado justo ahí, en esa banca... estaba tan abosorto en su lectura que ni cuenta se dio que me le quedé viendo y es que reflejaba tanta paz que me daban ganas de quedarme viéndole en silencio por largo tiempo, tomé una foto mental del señor para guardarla en mi corazón como la imagen perfecta del "disfrute de leer" y me prometí que, ahora que hay vacaciones, voy a tomar un libro y me iré a leer... en la banquita.
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