Corsario tenaz,
jabalina alzada,
rompes las olas del mar
como a un suspiro,
congojas aún más
las penas de los cirios
que han de llorarme cera
en funeral sangriento.
Sátiro Conde
de espolones ocultos,
como gallo traicionero
atacas desde lo oculto;
tal si fuera una corola ampulosa
tu mano se abre
y se extiende infinita...
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