Y se regocija en lo más profundo,
rasga mis vestiduras y no se va.
No se quiere ir, nunca querrá escapar,
no me dejará.
Camina lento y sus tonadas son más fuertes,
me debilita y mi cuerpo solloza como nunca,
porque lo quiero abandonar, pero ella se queda
jnto con la cobardía, acabando con lo poco que queda,
de mí, de mis ganas, de mi vida.
Yo también he sentido esa desesperanza y saber que nunca te habrà de abandonar la tristeza, la soledad. Y a pesar de lo doloroso, lo proyectas por demàs de forma tan hermosa.
Marcadores