Bueno es un relato real adaptado, de 250 palabras porque está limitado.
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Armado con pitillo entre labios y última cerilla en mano. Una alcoholizada noche de Abril, la primavera abría la tierra, las flores, y su vez, en tan sólo un instante, forjaba la llave que clausuraba mi felicidad ya sentida como eterna.
Justo en el preciso instante en que el fósforo raía la lija, con la misma intensidad que mi corazón sufriría aquel vuelco, supe que esa era la única llama que quedaba.
Aquella botella de wishky hubiera sido la excusa perfecta, pero serían demasiados cabos sin atar, con tan poca cordura como tantas noches de fría borrachera.
Pero no, aquello simplemente me empujaría a un precipicio de rosas espinadas, produciendo heridas que ni en cien años de vida podrían cicatrizar.
Aquella mujer, que durante tanto tiempo había sido mía, necesitaba desprenderse de tantas lágrimas ahogadas en agua tan salada como la del Mar Muerto, muerto como el amor que no fuí capaz de alimentar.
Mientras intentaba explicarme, todo se consumía completamente... con el cigarro, sin ni siquiera recibir una sola calada. No podía inhalar aquellas palabras que terminaban conmigo.
Tras rogar una segunda oportunidad, fué la vida quien me la ofrecería. Había una mujer que siempre había estado pendiente de mí, ofreciéndolo todo a cambio de, tan sólo, mi propia felicidad. Ella veía como me desvanecía en mi propia amargura y la convirtió en suya para librarme de tan intenso dolor. Necesitaba mi ayuda y en aquel momento me dí cuenta, había encontrado otro amor. Un amor que se escribe con M... de Madre.
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