Tu devoción asesina mis ganas de olvidarte,
mi voluntad de que mis labios no te aclamen;
hiciste de mi música tu arte
de tus versos mi quimera indomable.
Odio no poder gritar que te desprecio
no poder mentirle a mi espejo,
deshojar margaritas a media luna,
escuchar canciones de amor
en vez de rock metalero.
Mientras te espero pierdo mi paz
y mucho, mucho más si de ti me alejo.
Te apropiaste de mi calma
de mi habitual serenidad.
Dime tú, Adorado Tormento:
¿Con qué derecho te robas deliberadamente
mis suspiros al viento?
¿De esparcirte en mis sueños sin mi consentimiento?
Mi deseo es no quererte,
por no querer la vida…
si no estás tú junto a mí para vivirla.
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