Solo está. Solo estaba.
La soledad le sirve y le acompaña
en ella se encontraron los anhelos y el alma.
Solo está, pero pueblan las horas de su día
el agitar del mundo
trabajo, movimiento y emociones.
Está fuera, es testigo.
Conoce las miradas gastadas
los áridos silencios
las manos quebrajadas
el rugir de los seres que buscan
a ciegas, en la nada
y esperan redención
los furores estériles
las palabras vacías.
Todo llega hasta sí, hace su vida.
Desborda la cabeza en pensamientos
el corazón en expectante calma
aguarda que una vez
si se cubre de nubes el camino
un día, una noche callada
se allegue hasta ese puerto
el que dé el mortal golpe, la final frustración.
Los ecos que le llegan del mundo
son defensa vital y fuerza amiga.
Perdurará el vivir en cada aurora
quedan manos devanando madejas
que engrasan maquinarias
arrancan entrañas a la tierra
estimulan ideas, empujan a la acción, esperan.
La trama de existir es fuerte y dura
eterna, inextinguible llama...