Nadie lo comprende
pero ella tiene
una nube en el alma.
A veces llueve,
a veces escampa,
a veces la cubre
como un manto de poliéster
ya raudo y blancuzco,
ya gris y tremebundo,
la nube de su alma.
El sol no es algo
que quepa en su mirada,
ni la luna se asoma
a mirar por sus pestañas.
Nadie lo comprende
pero ella lleva
una nube en su alma.
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