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Tema: La ética infantil y su emoción

  1. #1
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    Predeterminado La ética infantil y su emoción

    Se ha visto que una característica de la ética infantil es su irresponsabilidad: se hace cargo de la forma que posibilita su supuesto, y niega objeto al resto. Es, por principio, irracional con su objeto ético; carece de objeto ético fuera de sí mismo. Como no hace más que recrearse en su forma, sólo hay fenómenos reales, y no racionales, que se ajusten a ella. Los fenómenos problemáticos se abstraen porque no entran en el margen del concepto que los ve.

    Los fenómenos anormales son de gran interés porque ponen en cuestión la normalidad; la hacen relativa al margen que dicen normal; se prueba falsa. Ante su desfundamento, la ruptura de su principio, hay quienes optan por recrear una ideología como barullo que aligere la conciencia, que la confunda. Se inventan formas morales en las que anclar la moral, formas irracionales e impuestas con las que divulgan su ideología.

    La ética infantil se ancla en una deuda con Cristo, en inciertas relaciones con otras religiones, en supercherías de filósofos trasnochados, y todo tipo de sofismas que se ajusten a su eslogan. La ética infantil no es, por principio, sino ética con arreglo a sí misma. Una y su emoción como el sustento de toda la ética; culpa de la falta de ética al resto que no es uno mismo; la raíz de la falta de ética es que no se es su simismo. Se iguala la ética a su mandato, la ética se hace igual a su mandamiento moral; pero el conocimiento moral es un artificio de la sociología del conocimiento moral, y sólo es una parte de la fenomenología de la ética. El conocimiento moral es un fenómeno histórico que estudia cómo discurre el conocimiento moral, y no es un conocimiento por sí mismo fuera del fenómeno del que forma parte.

    Del conflicto epistemológico del conocimiento moral, su relatividad histórica, se han servido algunos para criticar el mal del relativismo, una crítica que, en sus manos, es una memez. El relativismo, recordamos, es una necesidad básica para la crítica; hace relativo lo que conoce en su ampliación, lo que critica. Se dirá, no obstante, que si no se hace una propuesta inicial, como que hay una condición objetiva por principio, no hay ningún principio que alcanzar. He insistido repetidamente en que es un sofisma que hace la proposición inicial igual a la final basándose en que es necesaria para su síntesis. Pero lo que hace el sofisma es hacer igual su tiempo, lo paraliza, no fluye; no discurre; hace de la síntesis su historicismo, la raíz de la que crece su ideología, y en la que se funda. La tesis contra el relativismo es cierta, pero el peligro es que no es válida en tanto no se cuestione a sí misma, en tanto no sea crítica, y no sea, claro está, verdad consigo misma. El bien objetivo, a este respecto que ya expliqué, no es el bien en sí mismo, sino el bien en tanto que es criticable; es el sentido en que es racional. El bien objetivo, la verdad y toda esa fanfarronería, no son sino la gramática del idiota; piensa sólo con arreglo a su forma; en definitiva, no piensa; es, pues, idiota.

    La ética infantil se dice a sí científica porque ha leído por encima la axiomática spinozista que no ha comprendido y ha picoteado en obras divulgativas. Algunos neurocientíficos, ciertamente, han conseguido reducir a ciencia las emociones llamadas básicas; se ha comprobado que la emoción básica está determinada por la acción del cerebro que gestiona la emoción, pero no se dice que de ahí surgen las emociones complejas que no dependen de un efecto primero del cerebro y su emoción básica, sino que están estructuradas en una complejidad que supera el efecto de la básica; la trasciende; va de una primera, teóricamente incierta, a una segunda que la suplanta; y, al contrario que la ética infantil, la ética spinozista las comprendía como una parte del absoluto en el que actuaban.

    El tiempo de las emociones, como he sostenido, es muy complejo por su propia fenomenología. Uno siente algo y no lo reconoce inmediatamente de manera cierta, sino de manera incierta; nada se conoce de manera cierta, y lo que llamamos cierto es sólo una expectativa formal, y no un simismo. Las emociones no son proposiciones de verdad; son efectos del organismo que lo asaltan a uno, y no se pueden recrear justamente hacia atrás; son fenoménicamente asimétricas. El efecto de huella en el cerebro no contiene la respuesta de su conciencia porque no son relativos a un mismo tiempo. Su primer tiempo, el de la emoción, no es idéntico con el tiempo de su efecto; son asimétricos.

    La emoción no es lo primero porque la emoción misma es un efecto de otra cosa; no es primera consigo misma. La emoción trasciende en su exterioridad, la que se formaliza en el concepto solidario, y, con arreglo al principio del concepto solidario, su genética, se desenvuelve. El tiempo de las emociones es formalizado por una acción independiente de la emoción que la trasciende. Su acción es la más significativa, y por ello trasciende. La emoción por sí misma es, en coherencia, simismo. Sólo un anormal ubicaría la ética en ella por principio. La caída del mito de la emoción, y la ubicación en su tiempo irracional, es el principio para dejar atrás la ética infantil y hacerla madurar en la responsabilidad de su conciencia, hacerse cargo de lo que no es simismo.

    La historia de las emociones humanas es del mayor interés. Determinan la conciencia de los hombres en primer grado y están muy presentes en ciertas fases de la humanidad; son muy significantes. Hay teorías muy divertidas que especulan con su selección natural, generalmente, escritas sin el menor rigor filosófico. Entre los nuevos filosofastros, los científicos metidos a filosofar, es muy común leer sus excesos de especulación. Usan la teoría de la evolución para cualquier explicación estrafalaria que se ajuste a su demencia. Las más perversas manipulaciones se hacen desde la neurociencia y la psicología social. Se usa la teoría de la evolución como un dogma que sucede con arreglo a fenómenos que no entran en su sentido; son un contrasentido evolutivo con arreglo a un delirio. Hablan del lenguaje, la empatía, el altruismo, el comercio y la cooperación, la ciencia, la ética, etc., etc; y no dicen más que cosas inciertas que sólo son capaces de argumentar controlando su experimentación, lo que denominé ad-hocismo generalizado, la reproducción de su forma.
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 24/12/2009 a las 08:02

  2. #2
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    Predeterminado Respuesta: La ética infantil y su emoción

    La ética infantil aparece ya en el Antiguo Testamento. Cristo le da validez y por ello dijo: "No he venido a abolir, sino a dar plenitud"

    La ética infantil se resume en:

    Amarás al prójimo como a tí mismo

    Puede interpretarse como: "Compartirás las penas y las alegrías de tus semejantes como si fuesen propias".

    Al compartir las penas y alegrías ajenas, trataremos de hacer el Bien a los demás y a no hacerles el Mal.

    Este comportamiento cooperativo se opone al comportamiento competitivo. Nötese que Spinoza, en su Etica, da una definición del amor bastante semejante.

    Los neurocientíficos actuales, al menos algunos de ellos, consideran con interés las ideas de Spinoza.

    El amor, junto a otras actitudes básicas del hombre, se describen adecuadamente en Psicología Social.

    Es oportuno mencionar que este proceso de compartir emociones de otras personas, también ocurre en el reino animal. Un perrito es un buen ejemplo de este sencillo fenómeno. De ahí que resulta ser una ventaja evolutiva asociada, en general, a los mamíferos.

    Para algunos, se trata de una ética irresponsable (?????). ¿ Será irresponsable la Biblia, Cristo, Spinoza, los neurocientíficos, la naturaleza ?

    Y ni siquiera dan un ejemplo de "ética responsable y adulta". (Algunos creen que la filosofía se ha hecho para escribir cualquier cosa, tenga sentido o no).
    "El universo entero ha sido sometido a un solo amo, a un solo rey supremo, al Dios todopoderoso que ha meditado y sancionado esta ley. Desconocerla es huirse a sí mismo, renegar de su naturaleza y por ello mismo padecer los castigos más crueles aunque escapara a los suplicios impuestos por los hombres" Marco Tulio Cicerón

  3. #3
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    Predeterminado Respuesta: La ética infantil y su emoción

    La ética infantil, como ya dije, es una ética, pero una ética insuficiente que se queda fuera del paso del tiempo. Anda por ahí con su forma de mandamiento, su ética incondicional de incomprensión del afecto.

    Al quedarse al margen del paso del tiempo se desactualiza, y no conoce los problemas que el paso del tiempo crea. Anida el mal en una causa primera, cabalmente, en el cerebro. Y los filósofos somos muy quisquillosos con las causas primeras; otros, por el contrario, las usan como mera gramática, hacen uso de un historicismo de las causas, y nunca de su indagación primera, la acción de su comprensión.

    Es fácil ver que la ética infantil anda siempre retrasada respecto a su posible madurez. La ética infantil es formal, y, como todo lo formal, no es interpretativo; no mira al nuevo tiempo (donde fallan todos los sistemas de inteligencia artificial). Lo que se formaliza no tiene, en la forma de la que se sirve, la teoría que cuestione lo que trasciende su nueva acción; anda retrasada.

    Si uno coge los códigos morales de hace cientos de años, uno va a encontrar una constante moral, una constante sobre la que se impone una forma de acción negativa: no hagas esto; haz esto otro. Si se indaga la situación de la que se sirvió el código no se encuentra una emoción, se encuentra una forma. A esto se lo llama sociología del conocimiento moral, y es una de las ramas fundamentales para mi fenomenología de la ética.

    Las formas fluyen y, al fluir, precipitan la conciencia. Si se establece una forma se crea una costumbre, y toda costumbre crea su moralidad; es donde se reconocen las conciencias. Por supuesto que para entender esto hay que hacer una revisión del “individuo incierto”.

    Es interesante, y he invitado a los psicólogos a discutirlo en mis temas, que el sujeto existe, que hay un individuo que individua, y tiene su representación propia; pero la psicología social no es filosofía. La filosofía es siempre primera, y la psicología social por toda su historia anda en una confusión de principio entre lo psicológico y lo sociológico. No duden que, por ejemplo y sociológicamente hablando, la psicología social más fértil se reduce a Peirce. Dirán algunos, no obstante, que no es Dewey, ni Blumer, ni Goffman, ni bla, bla; son lo mismo, su eco. Y yo digo, contradiciendo a Kant y Peirce, que cualquier empirismo es irracional e inmoral; en el fondo, se estrechan en un simismo, en una falta primeramente moral.

    Se lleva un buen tiempo hablando “porque sí”, a la ligera, de psicología social, como si no hubiese conflictos tremendos en esa disciplina. La psicología social es conflictiva en su misma dialéctica psicosocial. Lo expliqué, anteriormente, con el caso del individuo y su colectividad; no sólo no hay uno sin el otro, sino que crecen de una misma raíz. Hay una ciencia primera a ellos, y no es, por cierto, la gramática llamada “ciencia”. Por ello, urge siempre filosofía, porque hay siempre una filosofía primera a conocer. Claro, por esta línea de reflexión llegaría una de mis habituales contradicciones, porque el avance en una sucesión lleva implícita una contradicción lógica. De no entender esta sencilla idea se deriva uno de los mayores males de las ideologías: la acción de trascendencia no es final sino en tanto es primera, y la final no lo es sino en tanto es primera; es el resumen de la posibilidad de la síntesis, la creación de la unidad con la que crear distancias.

    El objeto de síntesis es algo que no pertenece a nadie; está entre el movimiento, es lo que fluye. Sirve de molde, de forma, y para ejercer su acción se esquematiza; es posible como esquema para que encaje con lo esquematizado. No es algo independiente y con primacía a priori; es algo en relación.

    La síntesis es algo muy complicado porque su metafísica es primeramente incierta; la síntesis es activa porque se adapta por principio, y es por ello que todas las síntesis son irracionales. En primer grado son especulativas, y las que pretenden mantenerse en un grado continuo no hacen adaptación a su orden sino estructurarse primeramente en su irracionalidad de un orden primero precipitado en su continuidad; no saben a dónde van al querer ir siempre al mismo sitio, su pretensión de simismo, su primer grado continuo.

    La idea de continuidad es la base sobre la que discurre la posibilidad histórica, la de un mismo tiempo que trasciende. El tiempo no es el concepto ontológico con el que la física se ha pretendido filosofía primera. La ontología termina por reconocer su deuda con una psicología a la que se reduce en primer y último término. No hay nada superior a conocer fuera de la imposición de su tiempo. No hay nada que conocer sin una forma de conocerlo; se conoce mayormente la forma, y no la identidad con su contenido. La síntesis es la acción que trasciende en tanto sea una forma con la que trascender; y no se conoce sino en tanto alguien que conozca.

    No necesito de los avances en la neurociencia para argumentar mi fenomenología. Simplemente, muestro que todo eso ya lo dijo la filosofía, y lo que hace cierta neurociencia es ampliarlo con curiosos y complejos problemas. La ciencia de valor no sólo dice "ciencia". La ciencia sin filosofía no vale para nada; sí, para hacernos idiotas.

    La crítica a la neurociencia no es a la neurociencia misma. Es una disciplina interesante pero, filosóficamente, ignorante. Su esquema es demasiado formal, demasiado vacío; miran el cerebro como si contuviese algo por sí mismo. Y no sólo es criticable por su inmoralidad propia sino que, como mostraré en próximos meses, muestra un problema a priori para cualquier ciencia psicológica. Esto, que me lleva a denunciar de nuevo que Bunge es filosóficamente un ignorante, es, por otro lado, un nuevo principio sociológico. No necesita de ninguna ciencia que no sea su acción primera.

    Los que conozcan realmente el fondo de la psicología social reconocerán con frecuencia que recreo formas típicas del discurso de ésta. Mi mujer es socióloga y comprueba con frecuencia lo mucho que me alejo de la psicología social; voy siempre varios pasos por delante. Desde el fenómeno de la precipitación, la psique social se hizo lógica del tiempo de su precipitación. Es curioso que su genética esté tanto en la reflexión sobre la teoría sociológica como en el conflicto del tiempo de las emociones. Eso no lo van a leer en ninguna parte porque sólo lo digo yo. Así, hace unos meses, me sorprendió alguien que estudia esos temas, y me llamaba la atención por publicarlo en los foros.

    Yo no necesito vivir de esto; escribo porque es más interesante que lo que leo. Todas mis ideas interesantes vienen de enfrentarme con un tema en el que no había una teoría. Cuando uno estudia a fondo la filosofía se asombra de la cantidad de cosas que se desconocen. Por esto mismo, porque la novedad se puede armonizar con la historia de la filosofía, es por lo que de unos pocos autores hago lo que se me critica como Historia de la Filosofía. Les puedo dar las bibliografías de mis maestros, y no van a encontrar nada de lo que digo yo. Para hacer una buena crítica hay que indagar en su principio y, desde ahí, desraizarlo. ¿Destructivo? sí; es la lógica de la crítica. Si se leyesen mis textos de igual manera, esto es, siguiendo el curso de su raíz, se podrían voltear, invertir; y por ello recomiendo leerme al revés. Y así, en un tiempo les mostraré cómo la ética de la normalidad no sólo no difiere de la anormalidad sino que son estrictamente necesarias la una para la otra.
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 26/12/2009 a las 06:57

  4. #4
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    Predeterminado Respuesta: La ética infantil y su emoción

    En cuanto a:

    No necesito de los avances en la neurociencia para argumentar mi fenomenología.

    La cuestión es hacer algo compatible con la realidad. De lo contrario, no tiene ninguna validez.

    Cuando uno critica una "ética infantil e irresponsable" se supone que tiene que ofrecer una "ética adulta y responsable".

    La severa crisis moral que atraviesa gran parte de la humanidad, no depende de lo desactualizada que esté la ética infantil, sino por que se la desconoce completamente, incluso porque se la considera irresponsable, etc, etc.

    Ya Cristo dijo hace tiempo: "Te agradezco por haber revelado esas cosas a los niños y haberla escondido a los sabios y fariseos.....". Quien no ve la realidad, no la puede conocer. Hay que mirar la realidad con ojos propios y pensar la realidad con mente propia......
    "El universo entero ha sido sometido a un solo amo, a un solo rey supremo, al Dios todopoderoso que ha meditado y sancionado esta ley. Desconocerla es huirse a sí mismo, renegar de su naturaleza y por ello mismo padecer los castigos más crueles aunque escapara a los suplicios impuestos por los hombres" Marco Tulio Cicerón

  5. #5
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    Predeterminado Respuesta: La ética infantil y su emoción

    Cita Iniciado por Pompilio Zigrino Ver mensaje
    Quien no ve la realidad, no la puede conocer. Hay que mirar la realidad con ojos propios y pensar la realidad con mente propia......
    Cita Iniciado por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO Ver mensaje
    No hay nada superior a conocer fuera de la imposición de su tiempo. No hay nada que conocer sin una forma de conocerlo; se conoce mayormente la forma, y no la identidad con su contenido. La síntesis es la acción que trasciende en tanto sea una forma con la que trascender; y no se conoce sino en tanto alguien que conozca.
    Se cuestiona, pues, la realidad por principio; y es más, ese cuestionamiento, es en lo que consiste su racionalidad. No es la realidad por principio sino su posible cuestionamiento.

    No hay propios, ni mente, ni realidad; sólo el otro significa, y el detalle que lo hace significativo está en la raíz por la que significar: se significa algo a alguien, y no a uno mismo, el individuo incierto. Y los que hablan de evolución no hacen sino idiotizar su gramática. Ya los avisé recientemente de los que van de aquí a allá con el cuento de la evolución

    Todo el simismo, la ley natural, el cerebro, etc., no son nada sin el otro. Lo que se amplia, y no estaba contenido, su lógica histórica, no es simismo sino el otro; la historia no trasciende por sí misma sino que trasciende con primacía, mayormente, en el otro. Toda la ética está en él. Las emociones están, mayormente, dirigidas al otro; y no dicen verdad alguna sino sólo en una forma incierta, la de la plasticidad con su incertidumbre formal. ¿Y quiénes, no obstante, hablan de evolución, genes e historia propia?

    Las emociones más significativas no son con arreglo a sí mismas sino con arreglo al otro. Las categorías, por sí mismas, son insignificantes; son un principio sin solución de continuidad; llega el otro, y lo hace continuo en el concepto solidario.

    A este respecto, y como hay dos foristas que no saben más filosofía que la de Bunge y su ciencia, hay una curiosa deformación suya con su ******** biopsicología. El cerebro tiene de suyo una propensión en ciertas formas mentales, y no son por ellas formas que trasciendan solas y por sí mismas; requieren, lógicamente, del otro, y trascienden en la continuidad con él. ¿Cómo creen, si no, que se llega significar? ¿por categorías que permanecen en sí mismas, insignificantes, pues?. La ontología de la confianza se da en un grado emocional compartido socialmente. La otra especulación sobre el simismo (realidad, ideas propias, y toda la gramática del presuntuoso delirio ahistórico), no sabe lo que dice; está falta de filosofía, y no sabe, pues, lo que dice. Más bien, no dice nada más que su ingenuidad.

    Aclaro, no obstante, que se debe entender quién es el otro. El otro es la forma que falta; es la ampliación en forma negativa; contrapone aquello que falta, y por ello es generativo. Y no es otro algo sino otro alguien; es una alteridad moral; se significa entre alguienes, no entre algos, lo que distingue la especial y revolucionaria unidad del concepto solidario. La ética no puede ser su historicismo; la recreación de su simismo. Sociológicamente hablando, la ética no es de nadie, ni de quien la conoce ni de quien no la conoce; no es de un solo quién. Nada de proposiciones subjetivas, sino de su ampliación. ¿Cuál es, si no, la forma que trasciende? ¿su falsa identidad?.
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 31/12/2009 a las 05:52

  6. #6
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    Predeterminado Respuesta: La ética infantil y su emoción

    Saber de filosofía implica saber acerca de los temas que trata la filosofía....no en hacer comentarios de lo que dicen los filósofos.

    Luego de tanto palabrerío hueco algunos terminan discutiendo algo tan evidente como la ética infantil.....

    El mandamiento del amor al prójimo es algo real y concreto, pero hay algunos que no sólo tratan de borrar la posibilidad de una ética objetiva......tratan de borrar algo evidente y cotidiano.

    Todo esto significa perder tiempo......
    "El universo entero ha sido sometido a un solo amo, a un solo rey supremo, al Dios todopoderoso que ha meditado y sancionado esta ley. Desconocerla es huirse a sí mismo, renegar de su naturaleza y por ello mismo padecer los castigos más crueles aunque escapara a los suplicios impuestos por los hombres" Marco Tulio Cicerón

  7. #7
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    Predeterminado Respuesta: La ética infantil y su emoción

    No deja de sorprenderme la ilusión historicista. Es cierto que hago recurrentes referencias a mis maestros, pero su crítica ya no viene al tema. Aquí sólo hago dos referencias al respecto: a) al spinozismo del que se sirve la ética que critico, que por más que se la adapte a una realidad independizándola, o se independice del mismo Spinoza, no es otra cosa que la misma forma a la que se impone una simetría como razón, un simismo; y b) a la novedad revolucionaria de Peirce en la lógica que subyace en la psicología social y su semiótica, que es, sencillamente, la historia en la que se funda como teoría: no hay auténtica psicología social hasta el complejo concepto de Mead (hay más, por supuesto, pero no como lógica social; y la de Mead también tiene su historia particular); y Mead no es sino una sombra menos reflexiva de Peirce en forma de su discípulo Dewey, de ahí viene Blumer, la lógica de la interacción social, etc., etc..

    Argumento con que la filosofía, mi sociología, no necesita de psicología social, y que las contribuciones más importantes de ésta estaban anteriormente en una filosofía. Así es que el mismo que me critica usa para su web lo que me critica a mí. ¿O no cita a Peirce el que me critica, de manos de otro, claro está, para dar una genética filosófica a la neurociencia; y ubica que las neuronas espejo pueden aclarar la genética cerebral de la forma social sin entender, de manera igualmente clara, por qué vienen al caso?. Seamos serios con nuestro propio trabajo. La diferencia está en que yo sé por qué lo hago, y no tengo que copiar lo que otros dicen, a su vez, de otros. Esa cadena es mala historia, historia de segunda mano. La historia no es el historicismo. La historia es la objetivación del paso del tiempo, que nada tiene qué ver con el ente de la física; y el historicismo es perpetuarlo, reproducirlo como forma para toda otra historia.

    Con la obsesión ahistórica surgen las diagnosticadas falsas ideas propias. Se ha visto recientemente que la invención, la propiedad y la originalidad no son sino falta de conocimiento de una historia de la que con descaro uno se apropia. Un breve repaso a la historia de la psicología hubiese sido suficiente para no hacerse con méritos que no son de uno, méritos ajenos. Así es que cuando uno filosofa no lo hace sobre el vacío, sin una anterioridad sobre la que decir algo. Por ello hay una corrupción tremenda del sentido de la historia de la filosofía, como si tratase de los pensamientos de unos señores de los que se copia su pensamiento. Los filósofos hacen filosofía sobre algo, y del desarrollo histórico de ese algo se hace una historia, justamente, la que hace unidad con el discurso del que ésta trata. Lo que sucede es que no se entiende que el sentido de la historia de la filosofía no es sólo histórico, relativo a la historia, sino que ésta tiene un sentido filosófico, y no sólo el sentido filosófico de la historia, la filosofía de la historia, sino, muy parejamente, el de la historia de la filosofía. Será, así, que se lee “Historia de la filosofía” como si fuese sólo historia. No; es historia sobre algo, y no surge de la nada, ni es algo sólo de alguien, como de un señor tal como Aristóteles o Santo Tomás; es algo sobre lo que se hace filosofía.

    No voy a llevar este tema a un desarrollo de lo que es la historia de la filosofía sino que aclaro que se confunde autores, quiénes, como Leibniz, Kant y Peirce, con objetos como: Dios y el cálculo infinitesimal para el conocimiento más íntimamente racionalizado de las cosas (Dios, antes de la filosofía modena, era el fundamento del ser), la limitación de las mismas en relación a la posible razón de su fenómeno (se cambió a Dios por la imposición de la forma del fenómeno), o la ampliación de las mismas desde la filosofía, la lógica y la ciencia (el pragmatismo hace el ser relativo a la acción significativa del hombre).

    La ética no es algo evidente; si es evidente es que está precipitada en la forma de su evidencia, su síntesis de tiempo como forma de su identidad. ¿Verdad?, ¡no!, falta de su filosofía. ¿No es esa la razón en la que se ha fundado la supuesta superación de la mente cartesiana con las maneras más bien toscas de Bunges, Damasios y otros ? ¿Historia de la filosofía? En mis temas he mostrado que la neurociencia no sólo es filosóficamente ignorante sino sociológicamente inmoral, sin una moralidad primera en su reflexión. Son infantiles, filosóficamente infantiles, ingenuos e irresponsables, como se ve.
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 07/01/2010 a las 07:18

  8. #8
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    Predeterminado Respuesta: La ética infantil y su emoción

    La ética infantil del adulto el cual es una persona con una edad mayor, pero su conducta es de niño. Ese adulto es uno emocionalmente inestable, por su naturaleza es egoísta y piensa en su bienestar y en sus juguetes los cuales no son los que eran cuando su edad de niño.
    Esa conducta la proyectan los políticos creando leyes sin ética, ni moral. Solamente para beneficiarse ellos manipulando al pueblo. Le dan unos dulces( figurado) al pueblo para tenerlos contento.
    Hay tres tipos de personas; el común que habla de los demás, el inteligente que habla de cosas, y el brillante el que habla de ideas y soluciones.

  9. #9
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    Predeterminado Respuesta: La ética infantil y su emoción

    Cita Iniciado por Pompilio Zigrino Ver mensaje
    Un perrito es un buen ejemplo de este sencillo fenómeno. De ahí que resulta ser una ventaja evolutiva asociada, en general, a los mamíferos.
    Cita Iniciado por Pompilio Zigrino Ver mensaje
    El mandamiento del amor al prójimo es algo real y concreto, pero hay algunos que no sólo tratan de borrar la posibilidad de una ética objetiva......tratan de borrar algo evidente y cotidiano.
    Hay algo que parece cierto: estamos forzados unos a los otros, pero lo más importante, en términos evolutivos, no está en la cooperación sino en su comunidad de objetos. Quien reproduce la forma sustantiva, la especie, no es el individuo en cuestión sino el conjunto del que el individuo no es más que una parte. El individuo es una forma de la que se sirve la especie.

    El otro hombre es un extraño, y una variedad, asimismo, de mí mismo. El sentimiento hacia él, como el caso citado del altruismo, no se diferencia mucho de su opuesto en el egoísmo. Si sólo hubiese sentimiento de altruismo no habría espacio para uno mismo; sería sólo el otro, lo que es contrario a la apercepción de la identidad de un yo, la identidad sustantiva distinta del otro. Póngase un poco de filosofía a la neurociencia y verán para qué quieren neurociencia: para nada sin filosofía.

    Obsérvense dos perritos y una sola pieza que comer, y véase en qué consiste su solidaridad. ¿Cooperación? Juzguemos al hombre y su antropocentrismo más allá de sí mismos. Si la ética es sólo suya, no hay ética sin él; si no es sólo suya, ¿quién es ese otro objeto de ética que se dé cómo otro posible objeto de ética?. Un hombre puede sodomizar una gallina, es cierto, o una mujer dejarse sodomizar por un caballo, pero el sentido de ese sexo no es sino una variación de un sexo con otro hombre ante su falta. El hombre bueno, con sus buenos afectos y su ética infantil, es una ingenuidad psicológica, y sólo ética en un grado inferior, justamente, el de su ingenuidad.

    El margen del otro, el margen que no es mío sino por su oposición, es significativo por su identidad con el mío. El mío no es mío por sí mismo; es mío porque no es del otro. Y el del otro no es suyo por sí mismo; es suyo porque no es mío. Son categorías morales siempre insuficientes que no comprenden el fundamento de su moralidad; la pervierten, lo que en mi filosofía se llama indeterminación: creación de distancia.

    Los términos morales se usan, erróneamente y con una falta primera en relación a su experiencia, como si fuesen números, extensión de una misma forma para un mismo objeto. Lo moral, contrariamente a la deformación que lo representa, es primeramente inmediato; está precipitado, y su identidad no es justamente representable, reproducible con arreglo a su forma (simismo). Es por ello que la investigación sociológica deba reflexionar sobre la condición que precipita y se envuelve como efecto, se precipita a sí hacia sí mismo. La creación de distancia no es, tal y como ya dije, alejamiento del "deber", sino la justa distancia creada con él, y con él como su condición formal, su cabal responsabilidad.

    En otro tema ya denuncié que el spinozismo era una filosofía apática, inhumana e inmoral con su simetría de espacios, cuerpos y líneas. La nueva moral surge de la comprensión del fundamento de la moral. Se puede ir a ella por dos caminos: por el retaso de los conceptos de la ciencia respecto a su recreación de la forma de un concepto siempre precipitado y siempre falto de objeto, o por una lógica comprensiva que se aproxime filosóficamente a sus principios; una progresa con conceptos que siempre necesitan algo que aprender, y la otra estudia el curso mismo donde se da el aprendizaje, su proceso pragmático.

    Ruego, respecto al pragmatismo, que no se lo confunda con la efectividad, o un pragmatismo ingenuo. El pragmatismo nace de las insuficiencias de la razón teórica ante la práctica. El pragmatismo es, ciertamente, una filosofía de la acción, pero es una acción en sentido trascendental. En sentido moral, es la anticipación de lo que es primeramente moral con independencia de lo que nos diga la ciencia con su principio de retraso; es primeramente moral porque descubre el segundo al que está orientado; es una acción moral sintética, lo que la ética infantil querría poder llamar "ética formal". Ha sido siempre el problema de fondo, metafísico, de la ética, y es comprensible desde una sociología sintética a priori como la mía. ¿Quieren verdad y ciencia? pues aprendan lo que es primeramente la condición de la que se sirve una ciencia: su filosofía.
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 19/01/2010 a las 07:42

  10. #10
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    Predeterminado Respuesta: La ética infantil y su emoción

    Creo que uno de los resultados de los tiempos modernos en la ética de los adultos es la infantilización de la misma. Cada dia podemos ver la pérdida de valores que se pensaban sólidos.

    La ética infantil no pasa por los códigos angostos de los apólogos ni por el cultivo de la frustración, propio de las fábulas - la raposa sin las uvas, el cuervo sin el queso, el perro sin la carne. Si el niño tolera la exigencia de moderación de los impulsos, no tolera verlos permanentemente fallidos. A la patología represiva de la fábula, ella opone una otra economía del placer. Y es así que vemos a muchos adultos hoy día.
    Luiz Silva
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