Iniciado por
dragonfly
Creo que son posturas muy radicales, como diríamos aquí, Ni tan calvo, ni con dos pelucas... a ver...
rer:
No veo por qué un ateo pueda sentirse amenazado ante una creencia, ni mucho menos ante un libro, si no creen en ello, me parece -a mi- un argumento absurdo. Quienes se sienten amenazados por la Biblia son los que la profesan, pues a través de ella, ven el castigo en todo.
El hecho de colocar a otros seres (en este caso, los ateos) dentro de una clasificación de minoría, tampoco le encuentro sentido, de nuevo las etiquetas y divisiones que tanto daño hacen.
El criticar la Biblia, que no es necesariamente lo mismo que ridiculizarla, no sólo es potestad o característica particular de los ateos, existen (yo incluida) muchos creyentes que la critican, por considerar muchos de sus pasajes contradictorios, absurdos, discriminativos, alienantes, e incluso perversos, especialmente aquellos que juzgan diciendo quién o cuál está en pecado o desviado -tus palabras rer-; esta no es la verdadera enseñanza de Jesús y/o Dios, si al caso vamos, de ser así, dónde queda: "Ama a tu prójimo como a ti mismo", "Todos somos iguales a los ojos de Dios", "No darás testimonio falso contra tu prójimo", específicamente porque se refiere a: El respeto de la reputación de las personas prohíbe toda actitud y toda palabra susceptibles de causarles un daño injusto (cf ⇒ CIC can. 220) etc, etc... ¿entonces? Generalmente cuando se habla de la "palabra de Dios, desde la Biblia" considero que la desacreditación viene de aquellos que la citan.
Sol, soy creyente, y no me siento ni me he sentido nunca amenazada por el ateísmo, de hecho, les respeto muchos de sus argumentos, y bautizamos a nuestras hijas, y les hablamos de nuestras creencias, ellas en el camino decidieron qué creer y que no, creo que lo expuse en un post en algún otro tema. Esto nunca fue hecho como un recurso cobarde de imposición, simplemente pasamos a ellas lo que a nosotros se nos enseñó, basados en nuestra realidad de vida, y siempre dejando abierta la puerta de la decisión propia y voluntaria, de la misma forma que con la manera de vestirse, la alimentación, etc, tanto así, que ninguna de las dos quiso tomar el sacramento de la confirmación.
Hoy, mis hijas se declaran agnósticas, y recibieron lo mismo que tú -seguramente- en tu infancia, que ahora te declaras atea... le llamo libre albedrío, apoyado en la enseñanza del razonamiento propio, para tener una posterior capacidad de elección.
Saludines...
Marcadores