Mientras me punza mi pecho el tiempo
voy pronunciando un nombre que no conozco.
Es como una aguda arista de algún recuerdo.
Tu cuerpo de cisne sedoso
penetra con lentitud mi mente.
Circunda pensamiento, inunda la voz
como un dédalo insomne y muerto.
La noche se roba mi tibio aliento
y se vuelve esquiva pasajera.
Ansiosos brazos te tendrán,
Aurora,
pálido reflejo de mi cuerpo.
Marinera frágil, ilustre viajera.
Aurora,
en la sombra veo tu sombra
y en mi vientre tengo tu vientre.
Recoge mis labios, fórmate un beso.
Dime en qué quietudes ha varado tu seno.
De plata y esplendor
vicias la placidez de las madrugadas.
Volotean tus golondrinas
como lágrimas parias del alma.
Pronuncio tu nombre
pero en mi boca siempre se queda.
Se torna madeja, pulcra trama
trazando el cordón blando de estrellas.
Solo nostalgia y pasión,
¡Aurora!
he sido su asesino y ahora muero por ellas.
Cisne sedoso, fuente de savia eterna.
Sorbo de tu cáliz el licor fino
que entusiasma y enreda.
¿Cuáles brazos te tendrán Aurora?
Tripulante insomne,
ilustre viajera.
Marcadores