La noche es oscura y con presagios de tormenta, que ya viene a golpear los ventanales de la terracita. Se abren paso, las luces del rayo y los relámpagos; iluminan la habitación consiguiendo extrañas figuras que hacen ver las paredes blancas, como si fueran telones de un teatro kabuki.
En los oídos, suena una y otra vez, la melodía, que me ha acompañado, estos días...
Animales nocturnos. Una y otra vez la escucho, porque me trae a la mente un recuerdo, de esos, que nunca hubiéramos querido tener.
Mi padre, un hombre romántico, indeciso, con una vida, fuera de lo que era su realidad, que no le gustaba, pero que sin embargo, no la podía dejar. Un hombre así, te marca a fuego, la mente y el alma.
¿ Qué tiene que ver esta melodía?
No lo se bien.
Quizás, es porque es la de una historia, de un hombre débil, que se cree fuerte, pero que es un indeciso, ante la vida misma, que se le presenta, porque está lleno de miedos, y de rencores ocultos.
Mi padre, que de alguna manera fue un ser, que nos marcó a fuego...a mi madre y a mi.
Dicen, los que saben de estas cuestiones del alma y del siquismo, que uno busca sin saberlo, o sin quererlo, lo que conoció o conoce...
Lo que le es, de alguna manera conocido, aunque sean hechos o recuerdos, de hace años. Tantos, que ni siquiera uno misma, se acuerda ,cuando se enquistaron en la mente...
Entonces, casi...casi, como si fuera un disco escuchado una y otra vez...
Se busca sin darse cuenta, alguien parecido...alguien indeciso, romántico, pero nunca con la capacidad de amar del todo, con su corazón...No puede. Entonces, se escuda en palabras que cree excusan su falta de poder ser...quién dice ser...
Ese alguien, aparece una y otra vez en la vida, como si fuera un calco, de lo que alguna vez se conoció, siendo tan pequeña. Está siempre presente, para repetir, lo que alguna vez pasó en la vida...
Y así pasan los años. Pasa la vida y hay que cerrar capítulos dolorosos.
Y peor, con la ira, contra uno misma y con el ser, que ni sabe, ni se da cuenta, lo que ha causado...
Sin embargo, a estas hojas del calendario, ya no le queda la paciencia de antaño, para dejar pasar, el historial de este ser extraño, que uno ha buscado una y otra vez.
Porque así ha sido, no lo puedo dejar de reconocer.
Veo los ojos tristes y creo ver la ternura, los ojos color del tiempo, que tantas veces vi...y los recuerdos me asaltan, me traen todos los dolores que pasamos ...
Porque, así es, algo que nadie sabe ni puede saberlo, pero que será el que reciba, en su forma insensible de buscar para él, lo que jamás podrá dar.
Entonces, me invade como una ola tormentosa de esas enormes, que pueden hundir un barco sin siquiera, que este pueda decir algo, para evitar el naufragio.
Una ola enorme, de rabia contenida, de elucubraciones, ciertas o no...
Ya no importa.
Ni siquiera importará nada, de lo que pueda resultar, de este naufragio...
Solo me importa, que comprenda y entienda, que así solo tendrá, esta ola de mar bravío, ola furiosa de tormenta de alta mar...que se hunda en su penar, en sus formas indecisas de daños colaterales, que jamás entenderá.
Porque así es, nada entenderá ...de su forma de ser, ni de la mía.
Sólo podrá ver lo que puede, lo que es en la superficie, lo que esta a la vista, lo que jamás entenderá...
Así es...
Asi la reacción, que ya ni siquiera importa, que ya pasa a ser el pasado, que se diluye en palabras, que son piedras enormes, que rompen todo...a su paso.
Imágenes terribles de respuestas ...la guerra se desata, y el olvido después.
Una y otra vez ...Me digo.
Ya es tiempo, de cerrar los capítulos, que se gestaron, entre dos seres que se unieron, cuando jamás, debían haberlo hecho. Hace tantos años ya...como los que llevo en el calendario.
La vida sigue...
Siempre escucharé... animales nocturnos...
Será la alarma....en melodías, en notas...que traen los recuerdos, de lo que escuché...sentada en un sillón, y que jamás he podido olvidar.
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