El novio artista, de la tía.
Tal como conté antes, en el cumpleaños de la tía, en que el Poeta vino invitado junto a su señora La Hormiguita, le presentaron a la festejada su amigo el Pintor, que era un artista plástico residente en la capital Santiago, y que había venido mas o menos de colado a la fiesta, por se amigo del Poeta y su señora. Cuando fueron presentados, ambos tuvieron unas miradas de aquellas que son, casi casi un aviso de pasionales encuentros. Porque ambos sintieron como un estremecimiento cuando se dieron las manos y se miraron a los ojos. La tía después se lo comentó a la Petronila, en la cocina cuando ambas ordenaban la vajilla y guardaban la cristalería.
El la había convidado a la inauguración, de su exposición de oleos y acuarelas, en el Museo Nacional de Bellas Artes, que se inauguraba el próximo fin de semana, y la tía habia accedido a ir.
La Petronila, no muy contenta le dijo:¿ Señora ud va a ir y recién lo conoce? a lo que la tía contestó : No puedo desairar a un amigo del Poeta ¿ No te parece? Y hasta ahí llegó la conversación. Yo era mudo testigo de todo esto, porque siempre andaba detras de la tía, según yo, ayudando, pero en verdad, no sólo eso, sino que, quería saber las conversaciones de los mayores y además, por ayudar la Petronila, me regalaba los caramelos con nueces que ella hacía y que me encantaban.
Bueno, llegó el gran día, en que la tía iba a Santiago, a la expòsición, que se inauguraba con bombos y platillos, con reseñas en todos los diarios importantes del país. Diarios que ella compró y asi saber algo mas del señor artista....que según ella era tan educado y de buenos modales, pero que según la Petronila, no sólo eso era, sino que un señor de lo mas audaz y además que como era soltero, debía tener mas de 10 novias en la capital. A lo que la tía le contestaba con un:
¡Dejate de decir tonteras Petro, yo voy a mirar la obra de un artista!. Pero la aludida se hacía como que no escuchaba y hacía unas caras de lo mas cómicas....porque era evidente el interés en el señor de marras que tenía la tía.
Sin embargo, esto en la familia fue un notición. Todos opinaban de la situación. Sus hijos, los hermanos, las hermanas, las nueras y los yernos- Todos tenían algo que decir, sobre el tema. Pero ella no escucharía a nadie, y además como era viuda y ya grande, cada uno podía decir lo que quisera, ella haría lo que estimara conveniente. Ese fue el comentario un día en el almuerzo, en que todos estaban diciendo el tema y las opiniones de cada uno. Ahí no más se armó una discusión entre sus hijos, las nueras y los yernos. Pero ella se levantó de la mesa y no dijo ni una palabra de todo esto.
Llegó el día del viaje, que parece a última hora a la tía se le ocurrió invitar a mi madre y a mí, para que la acompañaramos, quizás previendo comentarios maliciosos de la familia. Así fue, como ibamos en el micro de larga distancia a la capital, un día Sábado, con un sol resplandeciente y yo mas contenta de ir a conocer el Nacional de Bellas Artes, del que tanto se hablaba en casa de la tía.
Llegamos a Santiago y el pintor, nos fue a buscar a la terminal del bus, con un auto todo lustrado y que parecía sacado de una postal antigua...mi madre y la tía chochas con la atención de este señor tan caballero, que al verme ni siquiera chistó, porque mi madre se apresuró a decirle que no tenía con quién dejarme en Viña del mar, cosa que era una mentira, me llevó porque me dió un ataque de llanto si no lo hacía y como mi madre en ésa época estaba muy pegada a mi, por su reciente viudez, así fue como paré de invitada de piedra, a la exposicion en la capital.
Continuará
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