Iniciado por
Caracolamarina
Don Quijote.
Llega a ser medio cómico. Es flaco, desgarbado, con ropa que le cuelga en su cuerpo esmirriado y con cara de Don Quijote, sin Sancho por supuesto.
Vaga por el barrio, sin destino conocido. Se sienta en la plaza y mira el mundo pasar.
A veces quiere conversar. Entonces, busca a cualquier interlocutor distraído y se sienta al lado de él o ella..y ahí empieza su cháchara de recuerdos de los años, en que él era un joven imberbe ( según sus propias palabras, ya que, más de alguna vez me ha tenido como escucha ).
Cuenta las anécdotas, del café famoso, en que ayer justamente nos encontramos con amigos, para celebrar las fiestas y conversar.
El me ha contado la historia del café, que yo además la sé, porque la escuchaba de los recuerdos de mi suegro.
Pero, aunque le digo o le dije mas bien, que la sabía, él hace que no escucha y la repite como salmo litúrgico, en una ceremonia que yo participo quizás, ( al ser escucha inesperada ) pero que, solo él sabe que existe.
En estos días de apuros y de compras en los Super cercanos, él se sienta con parsimonia en algún escaño y espera, para ver quién puede ser su ""víctima " del día.
Cuando ya la eligió se pone de pie y sin mediar palabra del otro, saluda atentamente. Eso del saludo, a uno lo descoloca, porque ¿Cómo no saludarlo y quedarse ahí sentado ante tanta amabilidad?.
Cuando ya se siente cómodo, empieza a contar las vivencias de sus días de joven, y aunque uno trata de levantarse, para ya cortar su monologo, él hace un gesto, con las manos y hasta a veces le toma el antebrazo a uno y sigue con sus palabras.
Muchas veces el interlocutor, igual se va, dejándolo así sentado con cara de..¿ Qué le pasa a éste que no quiere escuchar ?.Porque parece que él no concibe, que alguien no tenga interés en escucharlo. por eso mismo su desconcierto.
Cuenta que perteneció al Partido Comunista, que fue con una delegación a Cuba a conocer a Fidel, que le dio la mano y que cuando volvió al país, dio conferencias y charlas, sobre la revolución cubana.
Cuenta, que cuando Perón volvió de España, él estaba ahí en el aeropuerto y que vivió los terribles acontecimientos de los peronistas, que se agarraron a palos y a balas, porque habían grupos en que no pensaban, igual que el líder.
Cuenta, que estuvo en la explosión de la AMIA, que se salvó por un pelo y que ni se acuerda, cómo llegó vivo a su casa.
En fin, cuenta de todo, lo que ha pasado en el país en años y según él ha sido partícipe y protagonista.
Uno cuando lo escucha, piensa que quizás su afán de protagonismo, en quizás horas de elucubraciones varias, ha pergeñado tamañas historias, que no dejan de ser con un cariz de cierta y por eso mismo él las cuenta como si hubiera estado ahí.
Un cuentista, de esos extraños, en que la vida parece un noticiario, de esos antiguos, que solamente hemos visto en la TV.
Don Quijote, personaje especial de la placita del barrio.
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