Cómo no romper silencios con palabras ociosas, cuando el silencio es el que reina, confunde y seduce mis noches, con la humedad del sudor que me ahoga en medio de tantos miedos y ansiedades. La soledad es mi compañera de cama, es quien me despierta en las madrugadas y la única que se atreve a hablarme con las palabras de esa soledad infinita.
El techo de mi habitación es un universo infinito, donde intento contar estrellas que me regalen un impulso para dormir, y como nubes pegadas en este falso cielo, encuentro formas pasadas, recuerdos que en la película de mi vida caprichosamente regresan para hacerme recordar momentos extraños... e inevitablemente aparece mi último momento contigo.
Ya no podré dormir más...
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