En la cúspide de esta fiel letanía,
la silueta delicada del crepúsculo
va yaciendo nuestras fugitivas almas
en lo mas profundo de las emociones.
El suspiro de los cisnes
perfuman de flores nuestro recinto,
germinando tenuemente los corazones
opacando sagazmente toda soledad.
En pleno cielo estrellado
la luna llena refleja nuestra estampa;
mientras a lado nuestro, un manantial,
va derramando gotas de felicidad.
La noche se torna apacible y bella
en cada nube nos contempla una estrella;
mientras nuestros labios se aproximan
los cuerpos embelesen…
El momento idílico llegó
nos sorprendió y nos rasgó el pudor.
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