Cuando el mar, era la sonrisa tibia de tus ojos.
Y la luna, el crepusculario indómito de tus besos.
Navegue bajo tus miradas, salvajes y ardientes.
Bogue, en tus labios carmesíes; sabor a ciruelos.
Anide en tu cuerpo,
donde encontré, volcanes diluidos en besos
y mieles de pasión y sexo.
Estoy frente al mar, y la sonrisa tibia de tus ojos
Es una ola, que viene y se va.
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