Las estadísticas
tienen nombre,
tienen rostro,
tienen voz.
No son datos
fríos en un
pedazo de papel.
No.
Son el reflejo
de lo que una
vez fue, de seres
llenos de vida
antes de convertirse
en porcentaje fatal.
Detrás del número
hay historias de
alegrías salpicadas
con tristezas,
de logros y de caídas,
de nacimientos
y funerales,
de amistades y de
soledad.
No sólo son números,
son rostros que claman
por justicia y paz.
Y sí es cierto que
la vida continua,
que no se puede detener
por más rostros que
puedas reconocer;
pero también es cierto que
no lo hace incólume.
Una parte de tu corazón
muere con ellos también.
En memoria de I. S. (01/08/09)
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