En mi mente o espíritu, se pueden manifestar varias identidades, con cierto grado de autonomía, mi complejo social, o yo, egocéntrica funcionalidad subordinada al predominio de la voluntad de la época actual, se retira, cede su lugar, o intercambia su posición, mucha veces aprendiendo y enriqueciéndose, o transformándose en si misma, en virtud de estas interacción y estos intercambios de estados, que se suceden en mi psiquismo, en posesión de mi voz y cuerpo, seres primitivos, como demonios y dioses, pobladores relativamente inmortales, construidos por la actividad mental, através y en virtud de las licitudes del basto desarrollo, historia de las concepciones del profundo psiquismo, del llamado inconsciente colectivo, de nuestra vasta humanidad.

Soy y he sido testigo vivencial de increíbles conflictos, angustias y sentimientos disímiles, como de luchas, de estados, y argumentos múltiples, y antagónicos de todo tipo. (Es que no soy un loco fácil)

Por la encarnizada posesión de la soberana verdad, con el que todo complejo, quiere posesionarse del predominio del presente, através de su postulado, adueñándose del protagonismo la furtiva y deseosa realidad.

Todos quieren salir de la oscuridad, tener, retener, conquistar o reconquistar, su protagonismo, predominio, perdido, como entidades indignas de la conjugación del fenómeno sensible, condenadas a penar en la oscuridad. Enamoradas y ansiosas de las manifestaciones, creaciones, conjugación de la luz.


Nuestro increíble poder, duda, es tentado por la inmortalidad y supuesta posesión de la verdad absoluta, esgrimido por la mascara y los cifrases con que se personalizan nuestros complejos. La increíbles creaciones de la oscuridad, de nuestro inconciente profundo, a sabido personificarse revestirse de realidad, personificándose ante nuestra mente o espíritu, por el artificio, de la profana palabra, que a tenido que endiosarse como verbo sagrado.

De aquí la propensión al sacrificio, a entregar nuestro acaudalado poder, de acción y creación presencial, a sus ilusiones y promesas de todo tipo, entre las más preciadas, de vida o existencia eterna, tras tentar y encantar nuestras vidas.

Hoy por hoy, la realidad a la que estamos expuestos, y asistimos con nuestra resignación, como condenados, asido y es, producto de la acción y los desmanes, de todo tipo por dominar y saquear todo aquello de lo que carecen, estos, nuestros autónomos complejos. Y por lo que se sienten fascinados, por tomar para si, estas oscuras construcciones, que podemos atribuir al ser de la oscuridad, como a la subordinación, la claudicación y la obediencia en la que incurrimos con el sacrificio de nuestra libertad y poder.

Estas entidades, complejos, manifestaciones, construcciones, seres de la mente, o el inconciente colectivo, posesionándose de nuestro mancillado poder y libertad, se hacen y prendan del protagonismo, como de la acción y la voluntad, el saqueo irresponsable, por la violación y la profanación de lo que respira y late, envenenando nuestro futuro. Nuestros complejos carentes de substancialidad, y ansiosos de la misma, luchan y compiten entre si, por la sangre, por la que abrevan substancialidad, en su sed infinita de protagonismo y realidad, por cuerpo y carne.

Hoy siento ser, un ser indefinible, acuciado, hibrido, cruzado, liberado, por lo visible he invisible, por lo claro y lo oscuro, que alterna entre la vida y la muerte, la existencia he inexistencia, contradictorio y paradójico.