Amig@s :
Esta pregunta tiene como origen la creencia más o menos generalizada en el mundo cristopaulino de que el alma (algunos dirían también el espíritu, pero ése es ya otro debate), es una copia inmaterial exacta del cuerpo al que pertenece.
Dicho de otra manera, hay quienes creen que el alma que sale del cuerpo a la hora de la muerte es morfológicamente idéntica al cuerpo de donde sale. Como un vaso de barro que tiene la forma del molde en el cual fue creado. El cuerpo es el molde, y el alma, el vaso de barro.
Y se basan en el caso del ya difunto Samuel, cuya alma fue reconocida por la adivina de Endor, porque ella vio venir a un anciano cubierto de un manto que él llevaba ¡ incluso ya muerto ! Véanlo en 1 Sam. 28:14.
Samuel había muerto en 1 Sam. 25:1, y ahora estamos tres capítulos más tarde. Fíjense, pues, cómo ese pasaje de la Escritura da a entender claramente que el alma de una persona es idéntica al cuerpo de esa persona. Samuel murió siendo ya un anciano, y así también se apareció él. Y cubierto con su manto.
Pero, podemos preguntarnos : ¿ qué necesidad puede tener un alma de un manto que cubre al cuerpo, y no al alma ? Curioso, ¿ no ? En todo caso, tal parece que para los redactores de ese episodio, la ancianidad de Samuel y su manto impregnaron el alma de Samuel, hasta tal punto que, más allá de la descomposición de su cuerpo, su alma conservó los rasgos externos de la silueta de dicho cuerpo, incluyendo al manto, el cual vino a caracterizar a Samuel a los ojos del pueblo.
De ahí también que muchos creyentes piensen que las almas pueden reconocerse mutuamente.
"¡ Hola, Carlos ! ¡ Cuánto me alegro de verte de nuevo después de nuestros respectivos fallecimientos !"
"Y tú, Laura, ¡ pero qué bien luces a pesar del accidente automovilístico en el cual moriste ! Te he reconocido en seguida, a pesar de lo desfigurado que quedó tu cuerpo ..."
¿ Qué les parece ? Saludos.
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