¡Invítame…vamos!
Fórjame un nido eterno
encima de tu alivio de flores,
en tu cuenco de silencios blandos.
Labra la cuna que siempre quise
y esa almohada de luna.
Provócame volar.
Higienízame el alma impúdica
con distancias de lluvia,
sécame luego
con lienzos de infancia,
con tus innumerables plegarias ligeras.
Empuja las nubes.
Dibuja el tiempo
por un nuevo instante más.
Invítame a tus jardines
de nácares en mármol
y columnas de sueños.
Tómame las manos,
condúceme al paraíso
en pliegos de sol y arena.
Baja el cielo otro poco
y desnúdame el cuerpo
entre gotas de capullos y vientos.
¡Invítame...vamos!
Quiero arroparme con tu estrella.
Quiero descansar.
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