El Sexto Sentido
Hace muchos años, escuchaba divertido a un viejo de mi pueblo, Don Servando. Repetia en cada oportunidad su convencimiento de que el Creador nos hizo perfectos, pero hubiéramos quedado un poco mejor si hubiéramos nacido con un ojo extra, el cual debería estar situado en la yema del dedo índice de la mano derecha. Así, cuando estuviéramos en un mitín multitudinario, no necesitaríamos pararnos de puntitas ni subirnos a ningúna cosa. Sólo bastaría con alzar nuestro dedo y tendríamos una vista panorámica de todo el ambiente. También sería útil para ver quién caminaba atrás de nosotros, para buscar objetos perdidos bajo la cama, para examinar nuestra dentadura en busca de alguna caries, para inspeccionar el motor del auto y remataba jocosamente que así podría tener de un vistazo, una revisión completa de sus hemorroides que tanto lo aquejaban. Hoy veo que aquella idea de Don Servando ya casi es un realidad y mejor aún, con mayor información que la sola vista nos puede dar. Con la moderna tecnología ya estamos a punto de llegar a tener lo que sus inventores llaman El Sexto Sentido:
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