Una vez mas la intolerancia religiosa aborta el debate, escriben de ofensas, blasfemias, de sentimientos personales y convicciones profundas, pero en realidad solo están pendientes de cortar cualquier conato de rebelión contra su fe o como quieran llamar a ese sentimiento que ni les deja vivir y ni les permite dejar vivir en paz a los demás. Los creyentes debieran refugiarse en sus oraciones, sus penitencias en lugar de imponer y censurar una y otra vez las opiniones opuestas a sus credos. Al creyente no le importa dios, no les importa la gente, les interesa tan solo seguir viviendo en su propia mentira sin que nadie pueda hacerles poner en duda sus nulos convencimientos, los moderadores les siguen el juego y toman la vía de censurar el todo para ocultar sus nadas, poca cosa se puede hacer si el poder también está con ellos.
Siento vergüenza de esta falta de libertad tan descarada.
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