¿ Y mi pregunta, Arieliss ???
"La ciencia, más que un conjunto de conocimientos, es una manera de pensar"
Carl Sagan
"La ciencia, más que un conjunto de conocimientos, es una manera de pensar"
Carl Sagan
Jesús advirtió: “No se hagan temerosos de los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma; sino, más bien, teman al que puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el Gehena” (Mateo 10:28.)
No tenemos por qué temer a Satanás o a sus secuaces humanos. Es cierto que algunos tienen el poder para hacernos daño, incluso matarnos; pero, en el peor de los casos, el daño solo es temporal. Jehová compensará cualquier mal que sufran sus siervos fieles, aun si para ello tiene que resucitarlos. Él es el único que merece nuestro temor reverente y profundo respeto. Solo él tiene el poder de arrebatarnos la vida presente y toda esperanza de vida futura al destruir tanto el cuerpo como el alma en el Gehena. Felizmente, Jehová no desea que eso nos ocurra a nosotros (2 Pedro 3:9). Gracias a la esperanza de la resurrección, los siervos de Dios podemos sentirnos seguros. La vida eterna aguarda a quienes se mantengan fieles, y no hay nada que Satanás y sus secuaces puedan hacer para evitarlo (Salmo 118:6; Hebreos 13:6).
Última edición por Davidmor; 22/10/2011 a las 19:31
Hechos 18:6
¿Qué hay del fuego del Gehena?
‘ESTÁ bien,’ alguien pudiera decir, ‘Hades nunca se usa en la Biblia para referirse a un lugar de tormento por fuego. Pero, ¿no habla la Biblia del “fuego del infierno”?’
Es verdad que muchas traducciones de las Escrituras Griegas Cristianas (comúnmente llamadas el “Nuevo Testamento”) usan la expresión “fuego del infierno.” En este caso el término griego que se vierte “infierno” es géenna (Gehena). Pero, ¿es Gehena el nombre de un lugar de tormento por fuego? Sí, dicen muchos comentadores de la cristiandad. Sin embargo ellos saben bien que el alma no es inmortal. También saben que las Escrituras muestran que la inmortalidad se otorga como recompensa solo a los que Dios designa como merecedores de recibirla, y no como maldición a los inicuos para que sean atormentados para siempre.—Romanos 2:6, 7; 1 Corintios 15:53, 54.
Otros comentadores de la cristiandad reconocen que Gehena no es un lugar de tormento eterno por fuego. Dice The New Bible Commentary (página 779): “Gehena era la forma helenizada del nombre del valle de Hinnom en Jerusalén en el cual se hacía que ardieran fuegos constantemente para consumir la basura de la ciudad. Este es un vigoroso cuadro de destrucción final.”
¿Cuál es la verdad en este asunto? La mejor manera de averiguarla es examinando lo que dice la Biblia misma.
El término “Gehena” se encuentra doce veces en las Escrituras Griegas Cristianas. El discípulo Santiago la usa una vez, y aparece once veces en declaraciones que se atribuyen a Jesucristo y se relaciona con juicio condenatorio. Estos textos dicen:
“Les digo que todo el que continúe airado con su hermano será responsable al tribunal de justicia; pero quienquiera que se dirija a su hermano con una palabra execrable de desdén será responsable al Tribunal Supremo; mientras que quienquiera que diga: ‘¡Despreciable necio!’ [juzgando así incorrectamente y condenando a su hermano como sin valor alguno moralmente] estará expuesto al Gehena ardiente.”—Mateo 5:22.
“No se hagan temerosos de los que matan el cuerpo mas no pueden matar el alma; sino, más bien, teman al que puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el Gehena.”—Mateo 10:28.
“Yo les indicaré a quién temer: Teman a aquel que después de matar tiene autoridad para echar en el Gehena. Sí, les digo, teman a Éste.”—Lucas 12:5.
“¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! porque atraviesan mar y tierra seca para hacer un solo prosélito, y cuando llega a ser uno, hacen de él sujeto para el Gehena dos veces más que ustedes. Serpientes, prole de víboras, ¿cómo habrán de huir del juicio del Gehena?”—Mateo 23:15, 33.
“Si en cualquier tiempo tu mano te hace tropezar, córtala; mejor te es entrar manco en la vida que con dos manos irte al Gehena, al fuego que no se puede apagar. Y si tu pie te hace tropezar, córtalo; mejor te es entrar cojo en la vida que con dos pies ser arrojado en el Gehena. Y si tu ojo te hace tropezar, tíralo; mejor te es entrar con un solo ojo en el reino de Dios que con dos ojos ser arrojado en el Gehena, donde su cresa no muere y el fuego no se apaga.”—Marcos 9:43-48; vea también los pasajes de fraseología similar en Mateo 5:29, 30; 18:8, 9.
“Pues, la lengua es un fuego. La lengua se constituye un mundo de injusticia entre nuestros miembros, porque mancha todo el cuerpo y enciende en llamas la rueda de la vida natural y es encendida en llamas por el Gehena [es decir, el uso impropio de la lengua es tan destructivo como el Gehena; puede afectar de tal manera toda la esfera rodeante de vida a la cual viene una persona por nacimiento que puede llevar a que merezca el juicio del Gehena].”—Santiago 3:6.
Note que, aunque estos textos asocian fuego con Gehena, ninguno de ellos habla de ninguna existencia consciente, ningún sufrimiento, después de la muerte. Más bien, como se muestra en Mateo 10:28, Jesús señaló que Dios puede “destruir,” no meramente el cuerpo, sino a la persona entera, el alma, en el Gehena. ¿Qué naturaleza tiene esta destrucción, precisamente? Un entendimiento de esto se saca de un examen más cuidadoso de la palabra “Gehena.”
Hechos 18:6
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