GEHENA... EL VALLE DE HINÓN
Aunque “Gehena” se encuentra en las Escrituras Griegas Cristianas, se saca de dos palabras hebreas, Gue e Hinnom, que significan valle de Hinón. Este valle está al sur y suroeste de Jerusalén. En los días de los infieles reyes de Judá Acaz y Manasés el valle de Hinón sirvió de lugar para ritos religiosos idolátricos, incluso la práctica aborrecible de sacrificar niños. (2 Crónicas 28:1, 3; 33:1, 6; Jeremías 7:31; 19:2, 6) Más tarde, el buen rey Josías detuvo la adoración idolátrica que se efectuaba allí y convirtió el valle en un lugar impropio para usarse en adoración.—2 Reyes 23:10.
La tradición relata que el valle de Hinón después de eso llegó a ser un lugar donde disponer de la basura. Y la Biblia suministra confirmación de esto. En Jeremías 31:40, por ejemplo, evidentemente se llama al valle de Hinón la “llanura baja de los cadáveres y de las cenizas grasosas.” También había la “Puerta de los Montones de Ceniza,” una puerta que aparentemente abría hacia la extremidad oriental del valle de Hinón en el punto en que éste y el valle del Cedrón se unían.—
Nehemías 3:13, 14.
El que se conectara al Gehena con los aspectos destructivos del basurero de una ciudad está en concordancia plena con las palabras de Jesucristo. Con referencia al Gehena, él dijo: “su cresa no muere y el fuego no se apaga.” (Marcos 9:48 ) Sus palabras evidentemente aluden al hecho de que ardían fuegos continuamente en el basurero de la ciudad, quizás intensificados por la añadidura de azufre. En el lugar que no era alcanzado por el fuego, se criaban gusanos y cresas que se alimentaban de lo que el fuego no consumía.
También debe observarse que Jesús, al hablar de esta manera acerca del Gehena, no introdujo un concepto completamente ajeno a las Escrituras Hebreas. En esas Escrituras anteriores se encuentran expresiones casi idénticas en referencias a lo que les sucederá a los impíos.
Isaías 66:24 predice que personas que tendrían el favor de Dios “realmente saldrán y pondrán la vista sobre los cadáveres de los hombres que estuvieron transgrediendo contra [Dios]; porque los gusanos mismos que están sobre ellos no morirán y su fuego mismo no se extingirá, y tienen que llegar a ser algo repulsivo para toda carne.” Está claro que esto no es un cuadro de tormento consciente, sino de una terrible destrucción. Lo que queda no es almas conscientes o “espíritus separados del cuerpo,” sino “cadáveres” muertos. El texto bíblico no muestra que sean los humanos los que estén vivos, sino las cresas o gusanos. No se hace mención aquí de ninguna “alma inmortal.”
En la profecía de Jeremías el valle de Hinón se enlaza igualmente con una destrucción de hombres sin fe. “‘¡Miren! vienen días,’ es la expresión de Jehová, ‘cuando este lugar ya no se llamará Tofet y el valle del hijo de Hinón, sino el valle de la matanza. Y ciertamente haré nulo el consejo de Judá y de Jerusalén en este lugar, y de veras haré que caigan a espada delante de sus enemigos y por la mano de los que buscan su alma. Y ciertamente daré sus cuerpos muertos como alimento a las criaturas volátiles de los cielos y a las bestias de la tierra.’”—Jeremías 19:6, 7.
Note que la referencia de Jeremías al valle de Hinón no contiene insinuación alguna de que haya tormento consciente después de la muerte. El cuadro que se pinta es de destrucción total, uno de “cuerpos muertos” que son consumidos por aves y bestias que se alimentan de carroña.
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