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Tema: La falta de objeto ético

  1. #1
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    Predeterminado La falta de objeto ético

    Hace tiempo hice varias críticas a la ideología cientificista, la cual consiste, en resumen, en la suposición de que el mejor mejor de los mundos es al que conduce la ciencia. Un absolutismo historicista para el que toda la historia es la de la verdad de la ciencia. Sus rasgos febriles confunden la precipitación discursiva de su esperanza con la dimensión que urge en sus términos, exactamente lo que la deslegitima éticamente. Su margen es, por su efecto ideológico y consiguiente dependencia fenomenológica, no sólo una actitud idólatra hacia la verdad, sino una distancia que toma con su degenerado roce. Su afectada y falsa presunción científica es, más que ejercicio, mero descaro, si no inhumano cinismo.

    La ideología cientificista no sólo cree que su objeto sea la verdad sino que va mucho más lejos al decir cuál ha de ser la ideología de los demás, aquella que erradicará sus males. No sólo era crítica por ser ideología, sino por ser ideología que se abstraía de su mismo ejercicio, es decir, indeterminaba su conciencia; adelantaba el objeto y hacía de su discurso la totalidad de su posible concepción. En términos fenomenológicos, los que competen a la lógica de los fenómenos en los objetos de su conciencia, es una privación de su sentido o su olvido.

    La enfermedad del cientificismo se contagia con facilidad, como se ve en la brutalidad típicamente cientificista. Pero la filosofía es su curación.

    La filosofía más extendida es el sentido común, aquel que sustrae los excesos y determina la conformidad de su experiencia. El sentido común es, con facilidad, erróneo; pero tiene en sí mismo las condiciones de su aprendizaje. La conciencia, como condición evolutiva de la urgencia, es un paso de crispación ética en el que las cosas modifican su orientación en su elección. La conciencia pasa de ser sólo objeto volitivo a ser objeto de conocimiento. No es de extrañar, pues, que su olvido sea su falta.

    Se ha reubicado el nihilismo como crítica filosófica de la falta de urgencia o de la ampliación de los márgenes en los que se desapropia la conciencia. Como consecuencia del fenómeno de la precipitación, se hace de un vacío un cambio propuesto en su efecto de simultaneidad, como un boomerang que vuelve aunque nunca fuese lanzado; es decir, el boomerang, como la hipótesis, se anticipa y crea expectativa.

    Se opuso radicalmente la sociología del conocimiento a la de la ciencia en lo que la hace más interesante científicamente, el cuestionamiento de su verdad. La sociología del conocimiento es la estructuración social del conocimiento, su objeto común; y la de la ciencia la estructuración del conocimiento independientemente de lo que es más común en él, o sea, la verdad como su objeto divinizado y no otro objeto, una provocación definitivamente ausente de ética.

    La verdad no deja de ser aquella ramera callejera tan idolatrada por los necios hipócritas que no entienden lo propio del discurso pero sí el engaño y recreo al que tan fácilmente van conducidos. El retraso causal, consecuencia de tomar la verdad por objeto, es la negación especulativa de la filosofía, negación de su tiempo y conciencia. La negación de la filosofía, su imposibilidad y olvido, deriva en tomar hipotéticamente, en las condiciones indeterminantes de su discurso, el nihilismo como totalidad del objeto ético; se hace algo ridículo, absurdo y moralmente perverso.
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 21/04/2009 a las 07:28

  2. #2
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    Predeterminado Respuesta: La falta de objeto ético

    Las ciencias sociales, la psicología social, la neurociencia, etc., al menos consideran la posible existencia de una ética natural, mientras que en la filosofía se acepta el relativismo moral (no hay valores absolutos sino que todo depende de convencionalismos).

    La ciencia, al menos, hace progresar al hombre, o puede hacerlo progresar. Desde la filosofía, se acepta todavía la base ideológica que produjo las grandes catástrofes humanas, nazismo y comunismo.

    La ética es ahora un tema científico. La pseudofilosofia lo considera como algo convencional....
    "El universo entero ha sido sometido a un solo amo, a un solo rey supremo, al Dios todopoderoso que ha meditado y sancionado esta ley. Desconocerla es huirse a sí mismo, renegar de su naturaleza y por ello mismo padecer los castigos más crueles aunque escapara a los suplicios impuestos por los hombres" Marco Tulio Cicerón

  3. #3
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    Predeterminado Respuesta: La falta de objeto ético

    La sociología trata de ser una ciencia. ¿ También es perversa y nihilista ?

    Quien se interesa por la verdad no puede ser anticientífico. Sólo los sofistas y los ignorantes se atreven a expresar algo así. Quienes conozcan algo de ciencia verán que son muchos los conocimientos aportados.
    "El universo entero ha sido sometido a un solo amo, a un solo rey supremo, al Dios todopoderoso que ha meditado y sancionado esta ley. Desconocerla es huirse a sí mismo, renegar de su naturaleza y por ello mismo padecer los castigos más crueles aunque escapara a los suplicios impuestos por los hombres" Marco Tulio Cicerón

  4. #4
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    Predeterminado Respuesta: La falta de objeto ético

    Una de las consecuencias de la comprensión del fenómeno de la precipitación era hacer posible su conciencia. Es claro que la anticipación no es la cosa en sí, que vimos que no era más que su expectativa sin contenido histórico, es decir, ciego de posibilidades en la continuidad de su conciencia, o sea, anticiencia o ciencia seca. La metodología no puede ser la moral universal sino sólo una normalización situacional o relativa a su acción. La cosa en sí no es una cosa absurda como objetivamente dada, el falso delirio teorético -¡objetivo, sin historia ni contenido!- que especula mientras se aleja de su mundo y lo indetermina, o delirante en su privacidad ensimismada cual chisme antifilosófico enviciado en su onanismo, sino que es aproximativa a la concepción de su objeto. No es, pues, un objeto como cosa u objeto sin margen de diversidad, sino que es totalmente relativo bajo la mirada de la conciencia y no absoluto en su ridícula verdad. El cuidado de la conciencia consistía en responsabilizarse del reparo de la inmoralización organizada durante las jornadas de perversión del nuevo tipo de animalidad bestial que indetermina el conocimiento. La ampliación de sus márgenes emerge en la crispación de la novedad con su implicación no contenida, el objeto que amplía, novedad, entonces: la sodomía de la verdad y sus nuevas formas de su sexualidad.

    La expectativa no tiene ética; es inmediata y sólo predispone al organismo en sus grados más toscos, aquellos justamente menos éticos, de muy inferior complejidad.

    La conciencia emerge a partir de los grados que la hicieron posible, como se ve en la distancia de la conciencia digestiva, respiratoria o, la infinitamente más compleja, conciencia de uno y los demás. Ese espacio que abre la conciencia superior es el que engloba su anterior determinación. El enfoque causal que tan exitoso se ha mostrado en las ciencias naturales y por lo que es, en esencia, historicista e ideológico a costa de su descaro, se descubre, de repente, antitético; crea una situación dialéctica en la misma creación de su conocimiento. Pero el conocimiento no es una perfección monadológica, sino que por su misma lógica se niega a sí mismo, su avance se auto-refuta, se contradice y deshace su historia en una improbable identidad; y, al privarse de conciencia, no se comprende y se precipita sobre su propia indeterminación, lo que en los términos tratados no es sino un vacío o, si acaso, una expectativa. El valor del conocimiento está en su creación y en lo que su posibilidad orienta -¡ética!, ¡ética!-, y no en su figuración o tonto recreo. Niega, de una manera increíblemente necia, el contenido en el que pone sus esperanzas. Como se vió, se desapropia formalizando su falsificación, expectativa de olvido.

    La ética tiene poco que ver con los sentimientos de los bondadosos cientificistas que creen que el bien es un término absoluto; son, más que buenos, tontos, muy tontos, y orgullosos, es decir, aún más tontos. En los términos que lo planteo, son ¡tontos a priori!.

    Los sentimientos, sin duda, son direcciones o, más bien, recreaciones tumultuosas para la acción del organismo en una identidad amorfa -evolutivamente es esencialmente indeterminada y absolutamente irracional-; pero no la definen más que en sus términos, en la totalidad que determinan como efecto orgánico, y no tratan de su bien ni de su mal, sino del objeto que mueve la voluntad, es decir, un estímulo, motivo o razón, que nunca son absolutos sino se dan en totalidades graduales. La teleología es muy explicativa de lo problemático de su mismo enfoque, un límite absolutamente a priori que la razón colapsa e indetermina; se ha hecho del evolucionismo un vicio científico que en las impúdicas y onanistas costumbres cientificistas ha degenerado en sandez formalista y ciega. Quien crea que es un problema científico y no filosófico no hace sino gramática de idiota. La ciencia sólo se distingue de la filosofía en que es uno de sus momentos, es decir, la ciencia deriva de la filosofía y no es lo que se le atraganta falsificando su historia; la ciencia sin filosofía es ciega porque niega la visión de su objeto, el puerilmente ignorado nihilismo. Está claro que una definición histórica o genética de los términos del conocimiento lleva a problemas esencialmente filosóficos que sólo son científicos en su burocracia. La confusión de los principios básicos de cualquier objeto de conocimiento no es asunto absoluto del científico sino que se le deja algún mero trámite. La filosofía, insisto, comprende la ciencia y no es una condición necesaria para su historia sino una elección, de ahí que urja ética en ella; por el contrario, la ciencia necesita, ¡objetivamente!, de la filosofía para no caer en el ridículo de exigirse en una ******** verdad que se pone en manos de la irracionalidad. ¡Bestias inhumanas!.

    El grado emocional, un sentimiento sutil que predispone el organismo a actuar y no sólo lo precipita como hace el sentimiento, es, sin duda, un paso crucial en el acercamiento a la ética, pero no es su definición, que es el objeto.

    El absurdo orden de Spinoza se proclama absurdo no ya desde su creador, sino en su actualización, una condición históricamente a priori. He explicado repetidamente el problema de su límite, pero traeré más aclaraciones que lo hagan aún más absurdo y más incoherente. ¿Etica geométrica, o degeneración del objeto de la conciencia?. Sólo es verdadera en su perfección y sólo si se distancia de la urgencia, la única que históricamente la puede dotar de contenido; es más, incluso en las condiciones anteriores a su historia, las de la inmediación. ¡Que infle de inteligencia la neurociencia descerebrada quien pretenda su comprensión!. Los zapateros venidos a filósofos que airean la no necesidad de filosofía sólo hablan como lo hace un reproductor de audio: emite sonidos que no creó, concibió, ni comprendió; ¡está desalmado en su perfección!.

    Entre los cientificistas es costumbre que su descaro exhiba sus chirridos epistemológicos. La teoría de la ciencia, como una conciencia del ejercicio de conocimiento científico, no tiene nada que ver con el cientificismo. Por mucho que pese a los cientificistas, es campo de la filosofía, aunque contribuyan a ella científicos. La teoría de la ciencia, al hacerse ética, se hizo sociología de la ciencia, luego ecología, y así. La ciencia sin conciencia, es decir, sólo ideología, es algo no sólo históricamente catastrófico, sino esencialmente inmoralizante en mi sentido más cabal de maldad, es decir, nihilismo.

    NOTA. Ruego que las aportaciones que no hacen sino provocar se ciñan al tema propuesto. Al igual que el que oye mucha bulla y se acerca a curiosear, algunos quieren entender algo como si tuviese que perseguir la verdad. ¡Qué pobres diablos son esos despistados!.
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 18/04/2009 a las 08:26

  5. #5
    Forero Graduado Avatar de Mari Paz Pascual
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    Predeterminado Respuesta: La falta de objeto ético

    Escrito por Alberto:
    El grado emocional, un sentimiento sutil que lo predispone a actuar y no sólo lo precipita como hace el sentimiento, es sin duda un paso crucial en [U]el acercamiento a la ética[/U], pero no es su definición.

    Fatarían estructuras de sentido desde un punto de vista sociológico.

    El tema me recuerda a Husserl así es como lo interpreto. El conocimiento "cientifico" de las estructuras básicas de la conciencia.

    Otras veces ya hemos aclarado que cientifico no es cientificismo, nada tiene que ver.

  6. #6
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    Predeterminado Respuesta: La falta de objeto ético

    Mari Paz, el sentido que falta es el que pone propiamente la expectativa emocional, una un tanto especial. El texto que antecede tu cita habla de la precipitación del sentimiento ("Los sentimientos, sin duda, son direcciones o, más bien, recreaciones tumultuosas para la acción del organismo en una identidad amorfa -evolutivamente es esencialmente indeterminada y absolutamente irracional-; pero no la definen más que en sus términos, en la totalidad que determinan como efecto orgánico, y no tratan de su bien ni de su mal, sino del objeto que mueve la voluntad, es decir, un estímulo, motivo o razón, que nunca son absolutos sino se dan en totalidades graduales.).

    Lo emocional no es un recreo abstracto sino inmediato, el afinamiento estético que parece hacer sutil su curso hacia su emergencia en la conciencia, que es donde se hace fenomenológico. La emoción no es el sentimiento; es, más bien, lo que lo engloba en su ampliación.

    Hace unas semanas serg me planteó algo parecido a esto tuyo y una posible circularidad o falta. Llevo tiempo diferenciando el campo analítico del sintético. No hay falta alguna, y la circularidad no pertenece a la lógica proposicional, sino al objeto mismo, que es quien define la posibilidad de su proposición. Es decir, no es una lógica de mis términos o mis conceptos.

    Desde hace años no sigo mucho a Husserl; pero hay, inevitablemente, tópicos. Recuerda, no obstante, que cuando hablo de fenomenología, más que de Husserl y esa fenomenología, hablo de Kant, Peirce y cosas más relacionadas con la ciencia. Lo que ocurre es que si no soy un tragabolas filosóficas, ¿cómo voy a serlo de un fanatismo científico que bien poco interés tiene para un filósofo?.

    Si se lee con un poco de atención mis temas se reconoce que mi orientación pragmática no niega la ciencia, sino que la comprende en sus conceptos y no en sus absolutos, o sea, es filosóficamente crítica y no sólo epistemológicamente. En lugar de rendirme ante la irracionalidad del descubrimiento científico hablo de otras cosas.

    Ya sabes que mi interés cuando hablo de sociología no es lo formalmente sociológico sino lo que se hace sociológico independientemente de lo que se conciba por tal en esa disciplina. En muchos de mis temas de los últimos meses se tratan cuestiones sociológicas que no se encontrarán fácilmente en temarios de sociología, pero más allá de ese detalle, no son por ello menos sociológicos (hay un montón de importantísimos sociólogos que te dirían que, aun siendo teoría sociológica, es mucho más sociología que la que se tiene por tal entre quienes no piensan su urgencia). Simmel hacía una sociología muy filosófica y es quizá el sociólogo, dentro de la teoría sociológica clásica, más actual junto a Weber y Marx. ¿Es Filosofía del dinero (1900) sociología que enseñen en la universidad?. No; si acaso, lo comentarán los docentes, generalmente, con opiniones prestadas de quienes sí estudian esas obras. Es sorprendente la cantidad de referencias que hacen a él en los últimos 10 ó 15 años (y no digamos nada respecto a Marx y el actual desastre económico mundial que pone al día su sociología no de primer nivel sino primerísimo). No sólo profundizaba filosóficamente en los objetos de la sociología, sino que su finura no podía no ser sino filosófica. La fuerza del pensamiento no es imitable por ningún chisme artificial, aunque los que carecen de ella lo quisiesen de otra manera. A esos se le da mejor hacer lo que les digan o tratar con cosas como máquinas. Los zapateros no son, generalmente, más que operarios que hacen de su oficio un pequeño arte -artesanos-técnicos y no artistas-creadores-. El verdadero arte crea con desprecio por lo pequeño; el artista sabe que la obra no se mide por su tamaño sino por la profundidad que alcanza.

    Saludos
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 21/04/2009 a las 07:46

  7. #7
    Forero Experto Avatar de Serg
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    Predeterminado Respuesta: La falta de objeto ético

    La enfermedad del cientificismo se contagia con facilidad, como se ve en la brutalidad típicamente cientificista. Pero la filosofía es su curación.

    Esa brutalidad, ademas de reflejarse en la praxis de cada diciplina o institucion adherida a ese modo de 'pensar', refleja una barbarie estetica y etica; cosas que no son separables (aunque distinguibles, como de hecho aca se ha dicho).


    La filosofía más extendida es el sentido común, aquel que sustrae los excesos y determina la conformidad de su experiencia. El sentido común es, con facilidad, erróneo; pero tiene en sí mismo las condiciones de su aprendizaje. La conciencia, como condición evolutiva de la urgencia, es un paso de crispación ética en el que las cosas modifican su orientación en su elección. La conciencia pasa de ser sólo objeto volitivo a ser objeto de conocimiento. No es de extrañar, pues, que su olvido sea su falta


    Ve? Este es el tipo de exposicion que parece confundir al incauto que lo lee Alberto. Pues si no hubiese leido yo a Kant, ni lo conociese a usted (y lo mucho que respeta a Kant), ignorantemente diria que es la transfiguracion mas fraudulenta e inverosimil del espiritu Kantiano alguna vez espuesta, puesto que Kant, es sabido, en su critica monta el andamiaje que especificamente va a superar a las filosofias del 'sentido comun' de Reid y Paine. Pero quien sabe leer, toma nota de los matices de su ex[osicion viendo que usted no propone ahi que Kant reivindica el sentio comun, sino que lo somete (de una manera fertil*, y de ahi el entusiasmo suyo) a la critica y el pensamiento de loslimites propios a la razon. Pero bueno, solo observando, jeje, esto esta fuera de tema.

    No creo que la fenomenologia de Husserl se preste para lo que la forista Mari Paz llama 'positar estructuras de sentidos desde un punto de vista sociologico' al debate de lo etico aca. O por lo menos no veo claramente el nexo que la 'hace recordar[lo]', a Husserl.


    Respecto de que no es la circulariad de la logica propocisional, sino una inherente al fenomeno de lo que usted 'describe' o intenta pensar, pues me parece si bien no una contestacion rigurosa, muy bien si* una promesa seria, siendo que se lo tenga por querer decir que hay algo riguroso, al menos, en el desplazar su objeto de pensamiento del terreno del analisis analitico a uno mas fertil, para su mayor y mejor resolucion; eso es lo que hacen los pensadores de verdad e intuyop que es lo que hace usted.


    Cuando lo onsiga, y espero asi sea, no dude en traerlo a colacion.

    Mientras, me admiro de algunas de sus conclusiones -que cmparto-, y otras cosas pues me son inasequibles. Sobre todo en su conversacion con la forista Mari Paz. Cuando logro entender a que se refieren , me parece estar pocas veces deacuerdo, y cuando no entiendo, me parece verborrea(cosa que no necesariamente ha de ser asi). Hay cierta molesta reiteracion en algunos planteamientos que me hacen dejar de leer. Siento que, desde que entre a estos foros, y (sin absolutizar), pero generalizando, en entre el foro de filosofia y sociologia aunque ha habido una prolifeacion frenetica de temas en los pasados meses, detras hay solo un Gran Solo Tema, fraccionado y aletargado en el tiempo.


    Creo que es natural, cuando uno quiere seriamente pensar algo, como decia Heidegger, pensar es fijarse bien y por mucho en un pensamiento como en una estrella en la noche... que les vaya bien.

    Por lo demas, insisto en que el Sr. Pompilio de una manera inexplicable e injustificada insiste en leer en usted a un nihilista anticientifico; algo absurdo para alguien cuyo pensamiento depende tanto de Kant y Pierce. Pero bueno, ya esa pelea se ha tenido y no me interesa revivir, a tan bajos niveles intelectuales, esa frontera. Bastese que no hay NINGUNA aseveracion semejante en todos los temas por aca viniendo de usted o de mi que digan tal cosa.

    Ademas, entre los varios tipos de participacion en una conversacion, (en persona o via internet), hay dos muy distintas:
    a) el que interrumpe para diagnosticar, y pasar juicio sobre lo tocado y punto
    b) insertarse para primero dilucidar a fondo, y paso por paso las razones dadas por el otro para luego 'tildar' y diagnosticar.

    Ya sabemos cual es la tipica por aca.

    Uno ignora; es feliz. Si bien Seneca tiene razon al decir Marcet sine adversario virtut; o, calamitas occasio virtutis est; aca habria que decir que no hay sentido de ello cuando tanta calamitates a stulto a me accidunt. Uno se cansa, jeje.



    Lo que me recuerda, ayer escuche una conferencia de un profesor en el depto. de filosofia sobre un rescate fenomenologico de Kuhn y el desplazar las paradojas identificadas por Putnam y davidson al terreno de la teoria de la percepcion y me ha parecido genial.
    Última edición por Serg; 18/04/2009 a las 15:07

  8. #8
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    Predeterminado Respuesta: La falta de objeto ético

    Desde un enfoque de totalidad, en el más puro sentido de sistema, no veo cómo llamar a las condiciones indeterminantes que persisten en su necedad sino enfermedad; podríamos decir, enfermedad del espíritu o esencial. En los términos de usted, fue propuesto como horizóntico, con sabor de Historia. Son términos para filósofos con suficiente espacio en sus cabezas para tratar con ellos. Quienes carecen de las elegantes formas filosóficas necesarias no ven, en consecuencia, cómo hincar el diente a esa pieza; el tamaño de su historia los desborda. Imagine usted a un escolar que acaba de aprender aritmética básica tratando el movimiento de fluidos y un océano; hay mucha más filosofía que la de sus sueños.

    La barbarie estética parece estar en el auto-secuestro entre sus márgenes, es decir, encierro de la cosa en sí y sexualidad con uno mismo, de nuevo, como totalidad. Pero esa es la estética vulgar, la que no crea formas sino que las precipita. En términos más serios, definen casi todo el objeto de mi crítica porque he puesto en su falta mi objeto. Sostengo que la ética no es definible porque su normativización, su imposición de límites, es la moral, que sólo un atontado confunde con la ética, que la comprende. La estética no es la ética, sino que es, justamente, un grado inferior.

    En el momento de hablar de crear ética hablamos de arte y las sutilezas y licencias de la trascendencia. A pesar de ser kantiano, hoy en día, mis mayores deudas en este sentido, quizá, son con Oscar Wilde. En lo crucial del tema, sólo a él y a Nietzsche los admiro con sinceridad. El resto no es sino hablar de lo mismo, una y otra vez.

    Si bien es cierto que suelo meter la sociología en muchos sitios, éste de aquí, no es el más sociológico, sino su causa. No sé hacer un Husserl pragmático como sí leo a Peirce. Husserl es más hegeliano con las condiciones de trascendencia. Pero el pragmatismo de Peirce es bien poco parecido al vulgar (Hegel es vulgar en tanto su historia era una pretensión objetiva del espíritu absoluto). Lo mismo ha sucedido con la confusión a la que he llevado con el sentido común. Quise hacer la conciencia común relativa de su tiempo vulgar para demarcar, de nuevo, las sociologías del conocimiento y la ciencia en relación a las ideologías, o las presunciones de los expertos con respecto a los legos. El tiempo de la urgencia, al respecto, crea historias paradójicas, y hace una dialéctica curiosa y caprichosamente social. No hay caminos definidos como primacías o aprioreidades, sino que son el objeto que retoma la conciencia en su giro sintético. Aunque, en este tema, sigo a Quine y el margen que lo separa de Popper, si uno pone atención, una buena lectura de Kant abre estos temas. Mire, al respecto, los márgenes que me abre la urgencia al desmarcarme de la tiranía de la verdad, la que, por cierto, no es exactamente lo que crítico, sino su perversión. El problema incondicional de la verdad objetiva no es que se haga límite con su mala interpretación, sino que, en su relación, no se descubra una misma y nueva identidad, una identidad condicionada incondicionalmente (éste es el margen no sólo de Kant, Peirce y Popper, sino de la extramoral de Nietzsche, tan necesaria ante las insuficiencias de la epistemología). La epistemología no es en sí ideológica, sino que se hace así en la negación del cuidado de su ampliación. Negar, a este propósito, el objeto del aumento de conocimiento es alejarse, con descararada idiocia, de la conciencia de su posibilidad.

    La reiteración y verborrea, que no le discuto, son parte del juego especulativo como inspiración. Sé que la escalera de Wittgenstein tiene cierta amargura si se busca con desesperación su progreso, pero es que hablamos de filosofía. ¿Quieren verdades?, ¡pues vayan a buscarlas a otra parte!.

    Respecto de aquél de quien me habla sólo diré que no hace sino ponerse en evidencia: ensucia la ciencia al hacerla dogmática; se presenta como su promotor y no es sino su fanática vergüenza, por ello llamada cientificismo o cientitis; nos insulta con supuestas faltas que en nada sabe comprender y menos defender; extiende su repetición hasta el paroxismo y no la dirige más que su desorientación; etc, etc. ¿Ciencia?, mera presunción. En eso consiste su provocación en el foro de filosofía.

    Un buen saludo
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 29/04/2009 a las 06:14

  9. #9
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    Predeterminado Respuesta: La falta de objeto ético

    Se ha estado insistiendo en los márgenes propios y de ampliación. De todos ellos, unos son epistemológicos, una especie de tasa a priori que se ha de pagar. Si se entiende ese sentido epistemológico se hace un proceso –de conocimiento- en el que su analiticidad es una propensión adquirida por la verdad. El pragmatismo la trata, a este respecto, como la ramera que es. Su presunción de ser final no es más que el límite con el que su totalidad se vende embusteramente como flor virginal. Los males venéreos dictarán con fuerza nuestro aprendizaje en relación a su experiencia.

    Si bien hay un grado amplio de posibilidades de verdad, también hay una falta de agotamiento en todo lo que no lo es. Las unidades de verdad se abstraen muy bien, pero su analiticidad, su insistencia en que son verdad, se niega a toda la ampliación de su desensimismamiento, con lo que se roza, su auténtica posibilidad sintética. Son un tipo de elección que, al no ser más que en un límite precipitado, condicionado por su tiempo, urge a la comprensión. La comprensión no olvida el cuidado de la conciencia, y deshace los absolutos en sus posibilidades de totalidad. En términos fenomenológicos, en los que interpreto a Kant de manera muy kantiana alejándome de su objeto, hacen síntesis continua como objeto de su propio proceso, es decir, el claro objeto de su continuidad. Las condiciones de su determinación son todas finas, no hay en ellas apenas estética. Son condiciones que, por ser de la conciencia, están predispuestas hacia ella misma; pero sabemos que su tiempo, al ser la síntesis una creación de su uso, se falsea como identidad que ha creado una distancia y, por ello, una ampliación.

    Usted ha estudiado a Heidegger y la hermenenéutica moderna y verá de qué me deshago, en qué no me comprometo, justamente, lo que no comprendo: el delirio del espíritu. Mi punching-bag, o sea, Hegel, no es una manía sin caso, es una herencia de la historia de la filosofía que, en su propio análisis, urge en la historia del objeto de la síntesis. Su fenomenología y su lógica tienen innegable interés por la relación que el espíritu y la historia ponen en la cosa en sí; pero lo que hace es, al apropiarse de ese ejercicio, no comprender los términos de ese mismo proceso. No es nuevo que defiendo que la dialéctica es una lógica que sólo sabe de su historia, y la síntesis no es más que su delirio visionario: ¡las síntesis son todas irracionales!, mi crítica al absurdo orden de Spinoza que hace ridícula la razón en su competencia, es decir, historia, con la urgencia; básicamente, no comprende su proposición al tomarla absolutamente. La historia está condicionada por su tiempo; la urgencia, contrariamente, lo define. Si se comprende esta idea no se puede estar más que con las supuestas irracionalidades de Kuhn y Fayerabend, que, bien miradas, son ejercicios de auténtica racionalidad, es decir, crítica que supere su propensión a sus fines. Si se tiene en cuenta que soy al mernos tan popperiano como kantiano -para mí, Popper es una modalidad moderna de Kant-, la irracionalidad y la racionalidad son sólo problemas en los que su dialéctica no es una mera precipitación, es decir, una negación de su historia. Lejos de negar la continuidad en todo esto, la cabal posibilidad de su conciencia, la comprendemos. La ética no está en chismes que imponen distancias sino en los que posibilitan su cercanía. Si se toma, no obstante, como olvido, es fácil que la ética se confunda, consiguientemente, con la definición de sus términos, un seguro para su incomprensión.

    Mi kantismo es en bien poco dogmático. Mi kantismo, que suena más a Peirce que a Kant, es un kantismo casi nietzscheano, un Kant que se lía a tortas con la expresión viciada de su tradición. La complejidad histórica de este asunto amplía el sentido no sólo en una voluntad de poder sino en el arte ético de su comprensión.

    Serg, su envidiable formación nos da pie a que tratemos cuestiones que superan en mucho no sólo el tono general del foro sino lo que en anteriores ocasiones hemos tratado. Hay un punto en el que cito a maestros sólo para que se pueda rastrear la historia de mis conceptos. Sé que he desconcertado a muchos con mi tendencia a citarlos; pero, además de que es una muestra de gratitud hacia ellos al posibilitárselos a otros, es un recuerdo a priori de que las ideas son en bien poco nuestras. Usted ya me dijo hace unas semanas que esto mismo lo confundía en ocasiones. Ya le dije entonces que si usted no me entendía teníamos un problema serio, no porque usted no se entere, sino porque yo me aleje demasiado y me pierda. Si ligeramente se toma la especulación como determinación de un en sí indeterminado, pero con arreglo a su misma indeterminación, como una delirante contradicción de una incierta identidad, no se presta atención al objeto de mi cuidado. No es de extrañar, pues, que abriese algún tema sobre las confusiones en relación a la conciencia. Mi uso es una complejidad sobre la identidad; no es una emergencia meramente formal, sino, más bien, comprensiva. El cientificismo tiene que decir bien poco en esto. Mire la corrupción de primacía matemática que se hizo al mismo objeto que ponía en duda en mi tema sobre la comprensión. Quien conozca no sólo la fenomenología de la comprensión, sino los asuntos que la ciencia trata de determinar al respecto, convendrá en que la provocación sin objeto no es mi característica, sino la que sufren mis textos: INCOMPRENSION. (Aclaro, ante las confusiones que provoca quien sólo ve mermada su presunción, que la comprensión no es acción en que uno comprenda vulgarmente; comprensión es acción que pone en relación los objetos a los que se está dirigido y, en su posibilidad de apercepción, se orientan conforme al objeto de su continuidad. La otra comprensión, la vulgar, trata de lo que se comprende o no se comprende; es, más bien, una figura del entendimiento. Quiere esto decir que COMPRENDER ES ACCIÓN LÓGICA Y NO PSICOLÓGICA).

    Por mis textos sabe que no soy de la escuela más comprensiva; estoy en el otro lado. Casi siempre es Kant y no Hegel, Popper y no Heidegger, y Weber y no Dilthey. No se puede obviar que Schopenhauer es crucial para toda mi crítica. Si él no fue un mono leyendo a Kant, ni Popper o Weber a él, ¿por qué iba a ser distinto yo?. No me encojo por saber que los desproporciono: amplío márgenes. Ruego, en este sentido, que no se interprete que mis maestros dijeron algo parecido a lo que yo digo; es, más bien, al contrario. Sí hay una posibilidad crítica, empero, que, como digo, no es la que ellos tomaron. La responsabilidad de lo que escribo es mía.

    No puedo sino especular porque defiendo que no hay otra manera de saber. Mi sentido de comprensión es esto mismo, comprender el tiempo del saber, algo que es profundamente relativista y no, por ello, menos cierto. El relativismo es promíscuo, no compite sólo con la verdad, no se contradice sólo con ella; lo que se crítica es la presunción no sólo de una primacía sino de UN SOLO GRAN TERMINO. El vaivén de esa crítica, dogmáticos contra relativistas y relativistas contra dogmáticos, no es más que la gramática de idiota, todo lo contrario de la comprensión

    Tome en serio mis excentricidades como gran solo tema en lo que parece serlo. Demuestra leer bien no sólo al sospecharlo sino al suponerlo en su fracción y tiempo. Creo que eso me da licencia para no hablar sino con desprecio de la verdad. Locos, sí; pero no tanto que idiotas.
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 22/04/2009 a las 13:09

  10. #10
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    Predeterminado Respuesta: La falta de objeto ético

    Respecto a la afirmación:

    convendrá en que la provocación sin objeto no es mi característica, sino la que sufren mis textos: INCOMPRENSION.


    Cuando uno escribe algo es incomprendido, puede ser porque los demás "no están a la altura del genio", o bien "porque son cosas sin sentido".


    Quien escribe sobre la falta de objeto ético, debe proponer una ética (aunque sea adheriri a alguna que esté vigente).

    La ética, basada en las emociones, ya es un tema de la neurociencia, vinculada a la ética de Spinoza.

    Es oportuno leer algo al respecto, a menos que se quiera seguir leyendo a los incomprendidos..........
    "El universo entero ha sido sometido a un solo amo, a un solo rey supremo, al Dios todopoderoso que ha meditado y sancionado esta ley. Desconocerla es huirse a sí mismo, renegar de su naturaleza y por ello mismo padecer los castigos más crueles aunque escapara a los suplicios impuestos por los hombres" Marco Tulio Cicerón

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