Me decido a devolverte los entuertos de la hora
en que sin pensar en todo dormitaste junto a "Dios",
ya se bien que regresar es tarea de sublimes
que te pesan las pestañas y hasta el modo de decir,
pero qué remedio tienen las excusas que nos faltan
si en el centro de la nada solo un cetro puede haber.
Yo quisiera que las crines ,que se alocan por el viento,
no surtieran el efecto de la gran velocidad,
mas el paso acelerado de quien huye es un intento,
de esculpir en los espacios el deseo de llegar
hasta donde las angustias de saberse satisfecha
le bendigan con el ansia de creerse eternidad.
Imagino que el poder es el algo conquistado
venerado y suficiente para vender y comprar,
pero ahora que los centros son patrón de gravedad
y dependen de la duda que acumule el universo,
soy el cetro de tu angustia, escapada, penitente,
porque no duermes con Dios, porque no te quiere hablar.
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