Tengo antojo, de un beso,
Con sabor ligeramente salaz,
¡No, no uno tierno!
Ni tampoco en la mejilla...
Quiero uno impregnado a mar,
Descarado, bravío y lujurioso…
¡Oh, Dios, sublime de verdad!
¿Te das cuenta?
Es mi ventaja al tenerte amordazado
Con mi ausencia…
¡Besarte a mi antojo,
Y de mil maneras!
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