No es invento mío, es invento de Cristo, quien empleó esa ilustración para enseñar a los judíos una lección mucho más elevada que la existencia de las "almas inmortales", que en todo el relato ni se las menciona, sino que lo concluyes por suposición a partir de una idea preconcebida. Del mismo modo, otras ilustraciones bíblicas muestran a los árboles conversando y discutiendo, sin que nadie sea tan fatuo como para asumir esos relatos de manera literal. El desierto se alegra (Is. 53:2). La luna y el sol se avergüenzan y se confunden (Is. 24:23). La muerte habla (Job 28:22). El llano y los valles dan voces de júbilo y hasta cantan (Sal. 65:13). La tierra llora (Job 31:38; Jer. 12:11). La montañas saltan (Sal. 114:4). Que se diga que el seol se espanta, o que las cosas inanimadas hablan o sienten, no es menos simbólico que decir que los muertos hablan.
No tengo que editar mi propia Biblia, porque las Biblias protestantes y católicas dicen claramente: “los muertos no saben nada... Cualquier cosa que esté a tu alcance el hacerla, hazla según tus fuerzas, porque no existirá obra ni razones ni ciencia ni sabiduría en el seol a donde te encaminas.”
Escrito está. Y la hermenéutica enseña claramente que el pasaje del rico y Lázaro no puede ser asumido de manera literal, pues implica contradicciones conceptuales y absurdos doctrinales.
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