Soy creyente, y soy negacionista. Ser creyente no significa creer en falsas doctrinas, tal como nos lo recomienda Juan: "Amados, no creáis a todo espíritu" (1 Juan 4:1).
Y Cristo mismo nos enseña a no creer en los falsos maestros: "no lo cfreáis" (Mat. 24:23).
Hay que ser creyente, para creer en la verdad. Hay que ser negacionista, para negar la mentira.
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