No fue vana, porque tenía la fe en la resurrección. Tal como él lo afirma:
"si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe" (1 Cor. 15:14). No dice allí: "si no somos llevados vivos, vana es nuestra fe", sino "si no hay resurrección de muertos" (vers. 13).
La esperanza de los muertos sigue siendo en el NT la resurrección, no la "inmortalidad del alma!.
Porque él no quería ver la muerte, sino ser arrebatado vivo: "Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor" (1 Tes. 4:17).
Pablo, como ser humano que era, no deseaba morir, sino ser arrebatado sin pasar el trago amargo de la muerte.
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