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Tema: El nihilismo de la falta de urgencia

  1. #11
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    Predeterminado Respuesta: El nihilismo de la falta de urgencia

    La finalidad del conocimiento como supuesto es lo que se pone en duda, su supuesto simismo. El conocimiento con unas condiciones que le pertenecen marca el sentido velado pero dado, puesto con anterioridad a su elección; es un fenómeno tan complejo que supera esa actualización en su trascendencia. Es superior al hombre por su forma de determinación; se hace inmediato y lo precipita. Como dije, no es mi intención arremeter contra el conocimiento, sino contra su indeterminación o falta de cuidado.

    La actualidad, básicamente fenómeno de precipitación del tiempo, remite por todos los acontecimientos por los que se cuela el tiempo que se escapa a su conciencia. Cree el sujeto que es su margen, el de su conciencia, el que se ha expresado en la condición dialéctica. Pero lo inmediato de ello es más sabido que conocido; el conocimiento, al menos como yo lo veo, es creación de lo anteriormente no dado, lo creado sintéticamente. De modo que la actualización sería densidad estética, el padecimiento de esa precipitación.

    El proceso de articulación semántica, en el que otro forista insistió hace un buen tiempo, y que se inmediatiza en el lenguaje, parece que cae en la misma limitación filosófica: se toma por dado, por mensaje de uso. No, pues trasciende con un significado propio y no sólo relativo a su uso; es inmediato con una conciencia suya y no nuestra que debe ser cuidada en nuestra apropiación de la misma en el ejercicio de nuestra conciencia –aproximación-.

    Es importante que se vea que lo que confiere carácter especial a ese significado, distinto, no es que sea mero conocimiento, sino ese tipo de conocimiento. No es ya conocimiento en tanto que conocimiento, sino un proceso con un significado precipitado de por sí. Las formas ya no se hacen sintéticas a priori conforme a la razón sino conforme a ese significado con pulsión inmediata y, a su vez, orientativa.

    La inmediatez no es engañable en su saber pues quien se engaña –olvida- es uno. El valor que otorgamos a los objetos del trato verbal o semántico no es el que llamamos propio del ejercicio de nuestra elección, sino más bien es condición de la totalidad de su saber.

    Se ha prestado poca atención al capricho que había en la totalidad de Nietzsche. La evolución de Nietzsche es distinta en la obra del artista que crea de la que trata con esos objetos –la moral del asco por la falta-. El asco se supera sabiéndolo porque de lo contrario somos víctimas de él; se hace del asco prejuicio de la mediación cuando es inmediato –se distingue la moral chapucera de la de la voluntad de poder-.

    En la interpretación hermenéutica –en lo que Heidegger mezcló a su manera su hegelianismo con Nietzsche- se cede el sentido a la historia como definitorio del marco comprensivo en el que éste se desarrolla -sostengo que lo intensivo de ello es esencialmente problemático si no totalmente deformador o indeterminante de su conciencia como posibilidad-. Conforme al espíritu doctrinario de Hegel y su dialéctica como orden del mundo del espíritu –no como totalidad sino como absoluto, como lo querían Spinoza y Leibniz- y al delirio visionario de Nietzsche no sólo hablan sino escriben el acontecer del mundo. No es sólo el objeto lo que trasciende sino la cosa en sí.

    La acción del verbo es esencialmente trascendental en un sentido que sólo se da a sí mismo, pero no al modo del simismo de Hegel, sino el del otro -no el puro y abstracto, sino el de la urgencia-. Así, Gadamer tuvo que fundamentarse en un enloquecido Kant en pleno delirio de primacía de la razón. ¿No estamos diciendo que su teleología no es abstracta?. Es trascendental de su urgencia, no de su conocimiento; es lo que da significado, no el significado mismo.
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 27/02/2009 a las 12:03

  2. #12
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    Predeterminado Respuesta: El nihilismo de la falta de urgencia

    Cita Iniciado por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO Ver mensaje
    En la interpretación hermenéutica –en lo que Heidegger mezcló a su manera su hegelianismo con Nietzsche- se cede el sentido a la historia como definitorio del marco comprensivo en el que éste se desarrolla -sostengo que lo intensivo de ello es esencialmente problemático si no totalmente deformador o indeterminante de su conciencia como posibilidad-. .
    Me puede claramente especificar en que* particularmente esta en desacuerdo con el analisis de Heidegger? Que tilda de 'deformador' en toda esa economia de la tal mezcla 'nietzsche-Hegel'? No lo entiendo.

  3. #13
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    Predeterminado Respuesta: El nihilismo de la falta de urgencia

    Es el margen lo que es problemático. Nietzsche pone en juego una conciencia creadora que coge el toro por los cuernos; Heidegger dice en qué consiste ser ese toro -o, fenomenológicamente, la cogida-.

    Tal vez resulte aclarador aquella idea de Darwin de que si pudiésemos ser toro por una vez –saber lo que es ser toro- los problemas filosóficos serían pequeños comparados con ese.

    Entrar en detalle en Heidegger es algo exageradamente complejo. En no pocas ocasiones me he visto muy reflejado en él, pero creo que usted convendrá conmigo en que Hegel es crucial en Heidegger, hasta el punto que el dasein es una primeridad esencialmente simista que precipita su discurso un punto antes de su expresión -lo intensivo de ello, desarrollado en una contención simista como margen de lo intensivo mismo-. Ya sabe usted que sé que Hegel era una lógica, pero conforme a su discurso –diría delirio- y no a su efectuación –por ello el pragmatismo es aproximación, no totalidad histórica y menos absoluta-. Este límite comprensivo es el que reclamo no propio del espíritu. La crispación de ese rozamiento hace posible conocer la asimetría, la diferencia y la ampliación del margen; no está, pues, en ello –ensimismado, en la suposición del roce impúdico como identidad privada o monadológica-.

    Recuerde que leo un Nietzsche que hace más que condiciones estructurales, pues lo que se deja entre márgenes –el sujeto- es más que ello mismo. No es simismo, es su ampliación en lo -el- otro, que él toma incomprensivamente sólo como asco. Verá, no obstante, que hablo de moral –el margen es lo moral de la urgencia, su pulso orientador y su conciencia- no de epistemología –su conocimiento como condición final-. Tal vez le aclare también que sólo pretendo hacer sutil no sólo lo ético sino también -un punto antes- lo estético -que viene más dado y precipitado-.
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 28/02/2009 a las 07:36

  4. #14
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    Cita Iniciado por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO;423317Entrar en detalle en Heidegger es algo exageradamente complejo. En no pocas ocasiones me he visto muy reflejado en él, pero creo que usted convendrá conmigo en que Hegel es crucial en Heidegger, hasta el punto que el dasein [B
    es una primeridad esencialmente simista que precipita su discurso un punto antes de su expresión [/B]-lo intensivo de ello, desarrollado en una contención simista como margen de lo intensivo mismo-.

    Ya sabe usted que sé que Hegel era una lógica, pero conforme a su discurso –diría delirio- y no a su efectuación –por ello el pragmatismo es aproximación, no totalidad histórica y menos absoluta-. Este límite comprensivo es el que reclamo no propio del espíritu. La crispación de ese rozamiento hace posible conocer la asimetría, la diferencia y la ampliación del margen; no está, pues, en ello –ensimismado, en la suposición del roce impúdico como identidad privada o monadológica-.

    -.
    -Que es 'simista' aca en relacion con el Dasain?

    -Con respecto de hegel, quizas dejando de paso que no necesariamente es un monadologista-esencialista(yo en particular sigo la lectura de Kojeve de Hegel), veo bien que critique ello de el, pero esto en nada se refiere al Dasein, es decir, a Heidegger.


    Me parece que usted ha descrito hermosamente la distincion justo al principio:
    mientras que en Nietzsche hay una consciencia cojedora, en Heidegger la consciencia es la cojida misma.

    Pero ojo, no lo cojido, sino la cojida.

    Por ello, luego de una caracterizacion tan abiertamente transparente de una lectura muy atenta de su parte, me desconcierta lo que no entiendo como especifico en su critica del Dasein (se que hay mucho a criticarle, es solo que quisiera saber que especificamente).

    Pero desde luego, se entreven muchisimas cosas de Hegel en Ser y Tiempo y aun despues. Pero diria que Heidegger no es totalmente hegeliano sino hasta el final de su obra, despues del kere. Antes de eso me parece una critica a Hegel o una puesta en escena de lo que se podria criticamente preservar de Hegel. Claro, que lo logre es otra cosa.


    Pero nada de esto es muy importante tampoco de modo que entiendo el ritmo de su critica (si bien no su exacto objeto) por lo que como veo de donde viene y estoy deacuerdo con los dichos suelos, no me parece desaprobarla, sino que era comprenderla.


    Como aca ya casi ni se habla de filosofia entre los que participan en filosofia, sino que traen sus neurosis a hacerlas pasar por propuestas(lo que Rorty llamara la "ansiedad cartesiana" de ya-sabe-quienes), pues me emociono con hacer un poco de exegesis...mas aun porque estoy trabajando una comparacion de una etica en Heidegger y una en Lacan a traves de la lectura que ambos hacen de Antigona.
    Última edición por Serg; 28/02/2009 a las 13:18

  5. #15
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    Predeterminado Respuesta: El nihilismo de la falta de urgencia

    Lo importante de todo esto no es ni Heidegger ni Nietzsche, sino lo que se hace en la indeterminación del otro. Al igual que veo el margen del tiempo lo más fino y precipitador, veo al espacio lo más formaL No sigo una lógica kantiana sino una lógica solidaria en la que los conceptos no son sólo deshechos sino actos del su mal. Aquí sí es importante la lectura de Nietzsche, un poco, a modo de sociólogo no posmodernista sino ultramodernista, ¡intempestivo! pero creador de un nuevo tiempo. Por eso es la ética que sólo comprende el artista, porque sólo trata lo que es esencialmente bello. Por eso es bueno, no por serlo, sino por saberlo.
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 01/03/2009 a las 05:47

  6. #16
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    Predeterminado Respuesta: El nihilismo de la falta de urgencia

    El simismo del Dasein está en que el reconocimiento de su comprensión es fenomenológico de una posibilidad trascendental de ser ahí, es decir, hace trascender su forma de ser entre unos márgenes que bordean la comprensión en lo que es más propio. Pero el otro arranca el cuidado de un ser propio y lo leva a una crispación del acto mismo en el que se sintetiza su solidaridad, una caída forzada. Se puede ver como un ser así, no ser ahí sino desplazado de su propiedad-mismisidad. No se reconoce y se desposee y amplía fuera de sí; más que caída sería pérdida.

    La espacialidad se tuerce en mayor tosquedad y no sólo en momento del trato sino forma de la densidad impuesta. En su forma hay unas condiciones que no sólo han precipitado su tiempo, su olvido, sino lo fuerzan a un ritmo ajeno pero formalmente condicionado en lo que lo hace más impropio; es decir, la comprensión no se da desde uno sino desde el otro.

    Con Hegel retomo lo que parece retomar él de Leibniz, y, en coherencia, se lo quito del poder de su idealismo –lo absoluto como algo, espíritu o Dios-. La cosa en sí no es una cosa, es su urgencia, y su dialéctica no es propia –esencial y monadológica- sino es lo que posibilita su forma de continuidad. Es crucial que la conciencia que indetermina no sea una mera forma de la continuidad de su proceso, como aquella profanación que descuidaba no hacer de nuevo sino sacralizar.

    La conciencia como la veo no es lo propio sino lo hecho propio desde su conocimiento, sobre lo que se ejercita. El conocimiento es un proceso que se enmarca más en la totalidad que emerge en su saber que en la mera forma de su conocer. Su forma no se hace solidaria con su verdad sino con lo que se descubre en su finalidad.

    Heidegger no llega a ligar lo afectivo a una otroriedad sino a un hacerse otro en su comprensión. Su Dasein no es sino lo más inteligible de su forma de ser; no traza realmente cómo pasa uno de ser uno a ser otro. La compasión por uno lo hace mucho más cercano a Nietzsche que a Schopenhauer. Schopenhauer no llega a hacer fuerza de la cogida, no crea un nuevo otro, sólo comprende la futilidad de la cogida. Aunque la voluntad no descansa, parece que su conocimiento permite un éxtasis momentáneo y fugaz de contemplación artística. Se capacita al verse desde fuera para soportar los males de este mundo, hacer trascender la identidad formal, la propuesta de Wilde de que la más sublime estética no es sino ética; supone poder abolir los rigores del tiempo. Pero la voluntad es creativa del tiempo, no lo padece. Nietzsche se hace esa voluntad

    La creación de una nueva moral debe ser antes de nada una nueva comprensión de la ética como forma de creación artística y no sólo moralidad. Los conceptos no deben hablar del mundo sino deben crearlo, hacerlo nuevo. Como dijimos, la recuperación de lo que era olvido era, por ello, creación.

    La solidaridad conceptual de Durkheim, tan similar a las formas de socialización de Simmel, mira lo propio –el sentido al otro- como un margen que trasciende. No es su conocimiento por su conocimiento sino por el margen en el que está, el margen que comprende. El conocimiento propio, el que se quiere propio como primacía, es un sentido vago. Popper, desde Mill, abría la sociedad a su provecho, pero es una noción en la que la ética se conoce y no se sabe. Trata al hombre como mero ganado que hace de su solidaridad –instinto gregario- una pereza.

    Por ello veo importante poner el conocimiento ético de Schopenhauer más cerca de su voluntad, para cuidar de lo que más se olvida de tanto precipitarse.
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 02/03/2009 a las 13:41

  7. #17
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    Predeterminado Respuesta: El nihilismo de la falta de urgencia

    Cita Iniciado por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO Ver mensaje
    El simismo del Dasein está en que el reconocimiento de su comprensión es fenomenológico de una posibilidad trascendental de ser ahí, es decir, hace trascender su forma de ser entre unos márgenes que bordean la comprensión en lo que es más propio. Pero el otro arranca el cuidado de un ser propio y lo leva a una crispación del acto mismo en el que se sintetiza su solidaridad, una caída forzada. Se puede ver como un ser así, no ser ahí sino desplazado de su propiedad-mismisidad. No se reconoce y se desposee y amplía fuera de sí; más que caída sería pérdida.

    La espacialidad se tuerce en mayor tosquedad y no sólo en momento del trato sino forma de la densidad impuesta. En su forma hay unas condiciones que no sólo han precipitado su tiempo, su olvido, sino lo fuerzan a un ritmo ajeno pero formalmente condicionado en lo que lo hace más impropio; es decir, la comprensión no se da desde uno sino desde el otro.

    Con Hegel retomo lo que parece retomar él de Leibniz, y, en coherencia, se lo quito del poder de su idealismo –lo absoluto como algo, espíritu o Dios-. La cosa en sí no es una cosa, es su urgencia, y su dialéctica no es propia –esencial y monadológica- sino es lo que posibilita su forma de continuidad. Es crucial que la conciencia que indetermina no sea una mera forma de la continuidad de su proceso, como aquella profanación que descuidaba no hacer de nuevo sino sacralizar.

    La conciencia como la veo no es lo propio sino lo hecho propio desde su conocimiento, sobre lo que se ejercita. El conocimiento es un proceso que se enmarca más en la totalidad que emerge en su saber que en la mera forma de su conocer. Su forma no se hace solidaria con su verdad sino con lo que se descubre en su finalidad.

    Heidegger no llega a ligar lo afectivo a una otroriedad sino a un hacerse otro en su comprensión. Su Dasein no es sino lo más inteligible de su forma de ser; no traza realmente cómo pasa uno de ser uno a ser otro. La compasión por uno lo hace mucho más cercano a Nietzsche que a Schopenhauer. Schopenhauer no llega a hacer fuerza de la cogida, no crea un nuevo otro, sólo comprende la futilidad de la cogida. Aunque la voluntad no descansa, parece que su conocimiento permite un éxtasis momentáneo y fugaz de contemplación artística. Se capacita al verse desde fuera para soportar los males de este mundo, hacer trascender la identidad formal, la propuesta de Wilde de que la más sublime estética no es sino ética; supone poder abolir los rigores del tiempo. Pero la voluntad es creativa del tiempo, no lo padece. Nietzsche se hace esa voluntad

    La creación de una nueva moral debe ser antes de nada una nueva comprensión de la ética como forma de creación artística y no sólo moralidad. Los conceptos no deben hablar del mundo sino deben crearlo, hacerlo nuevo. Como dijimos, la recuperación de lo que era olvido era, por ello, creación.

    La solidaridad conceptual de Durkheim, tan similar a las formas de socialización de Simmel, mira lo propio –el sentido al otro- como un margen que trasciende. No es su conocimiento por su conocimiento sino por el margen en el que está, el margen que comprende. El conocimiento propio, el que se quiere propio como primacía, es un sentido vago. Popper, desde Mill, abría la sociedad a su provecho, pero es una noción en la que la ética se conoce y no se sabe. Trata al hombre como mero ganado que hace de su solidaridad –instinto gregario- una pereza.

    Por ello veo importante poner el conocimiento ético de Schopenhauer más cerca de su voluntad, para cuidar de lo que más se olvida de tanto precipitarse.
    Veo que su critica especifica es al del concepto de conocimiento 'propio', e implicado en ello la categoria del ser 'uno-mismo'.

    Concedido; criticable por demas. Pero la toma de consciencia por parte del ser-ahi constituye prima facie una del ser-con-otros tambien. Y si bien la etica de Heidegger en muchos sentidos es una capitalizacion fenomenologica de la etica 'artistica' de Nietzsche, y del 'solitarismo' exagerado de ambos(aunque HAY matices...), por otra parte Schopenhauer tampoco excusa(explica) el rol de la Voluntad en los susodichos momentos de 'extasis'; asi como Heidegger enmudece frente a la etica intervencion del Ser y su 'llamado' a la autentica* manera-de-ser.

    Es evidente , por otra parte, que Heidegger puntualizaba correctamente, en su Carta sobre el humanismo*, que todo humanismo que no se preocupa por las condiciones de posibilidad de los actos del ser-ahi(es decir, por el Ser), es un humanismo metafisico: y esta destinado al mayor de los fracasos y a la mas pueril de las imposturas morales.

    Etica de hombres? No! Heidegger dice que no hace sentido una etica de los hombres. O se la hay, o no se la hay. Pero los humanismos son eso mismo: -ismos. Y las eticas disponibles de su tiempo, todas -segun el- pecaban de lo mismo, eran -ismos "publicitarios".

    ...como nuestra pomposa politica internacional y sus 'derechos' inalienables y su postura del 'mal menor'...
    Última edición por Serg; 03/03/2009 a las 00:04

  8. #18
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    Predeterminado Respuesta: El nihilismo de la falta de urgencia

    Pero la urgencia no habla de males menores sino mayores. La conciencia, como proceso superior de su inmediación, no regatea; lo dialéctico es el conocimiento, lo que define y crea la intencionalidad, lo más sutil, pues hablamos de síntesis creativas. Es una dialéctica no del espíritu sino de lo que es anterior a él. Cierta espiritualización creó un sujeto con una forma tan definida, intuída, que parecía palpable. ¡Pobre estética trascendental de Kant!. Pero el conocimiento y la conciencia hacen sucesivamente, en continuo, síntesis, y urge su cuidado. Cuando lo sucesivo rompe su continuidad se hace una apertura y una clara emergencia; se amplían los márgenes.

    Estamos juntado autores que no son en nada, o en un muy poco, compatibles. Heidegger despreciaba a Schopenhauer y éste lo despreciaría a él. Quines hicieron compatibles a Hegel y Schopenhauer no fueron sus filosofías sino las modas filosóficas que pervierten la finalidad por su devenir loco y no racional como lo querrían los optimistas. Sólo son compatibles desde Platón y algo de Kant que, más bien, los hace más problemáticos, en mi opinión, por el sentido profundamente irracional de la voluntad de uno y la locura dialéctica, su simismo ideal, del otro. Si bien es cierto que Heidegger no es historicista como espíritu absoluto sí se hace histórico como forma de ser ¡propia!; es decir, se maquilla a Hegel y se lo pretende hacer intempestivo; pero eso ya lo era un Nietzsche que mata el progreso de la razón de mano de su voluntad de poder. En la actualidad mundial, y más ideológicamente en occidente, se ve la caída y corrido del maquillaje que falsifica una falta poniendo a cambio una indeterminación que esencialmente descompone lo más racional y moral: la fuerza creadora y el absoluto del sentido al otro.

    No en vano traje la reflexión de Popper en clave solidaria; una lectura que presumo correcta, pero que supera en mucho el liberalismo de su autor. Popper escribió La sociedad abierta y sus enemigos en sentido contrario al totalitarismo. La creación en los hombres se promovía en el cuidado de su conocimiento. Como se ve por el título de la obra, la génesis está en Mill, quien acuñó tan bella terminología para hablar del efecto solidario de la creación humana. Las creaciones humanas se potencian en la ética de la libertad. Pero cualquiera puede ver que es una suposición demasiado ligera que olvida todo lo que promueve esa trascendencia y, en ese olvido, se indetermina en ideología y precipitación.

    Popper precipita la primacía hasta abstraer totalmente el sentido que una verdadera libertad pueda tener; hace toda emergencia conforme a la expectativa científica y su razón. En el fondo, y por mucho que él lo negase, es una teleología que olvida su verdadera síntesis, la comprensión de su solidaridad. El orden del mundo no es sólo el orden de una ciencia que necesita del enquistamiento de su suposición, sino el orden que inmediatamente surge de ese roce. Como se dijo, sodomizamos esa abstracción con el concepto solidario o, si se prefiere así, sintético de su razón.

    El éxtasis de Schopenhauer es puramente artístico en el sentido de genialidad, intuición libre de voluntad y sin inmediación, o, si se prefiere así, roce no impúdico sino pornográfico. Las formas de lo bello en su carácter inteligible adquieren una dialéctica, más que ideal, precipitadora de su sutil retraso, la tiranía de la voluntad. Como decía Thomas Mann, tiene mucho de erótico de lo que lo sublima. La intuición de la compasión se hace inmediata y su anterioridad es su precitación y la incomprensión de Nietzsche; no es histórica sino intensiva como forma de la voluntad de la especie y no de su progreso o decadencia inteligible. La tremenda importancia de ello trasciende desde la actividad orgánica a los estados mentales y su mayor determinación en el lenguaje. Pero el lenguaje no es sólo casa del ser, sino más bien su ramera. Desde cierta postura extrema, el lenguaje es posible por lo mismo que debía interesar a cientificistas y no sólo a filósofos del lenguaje: sexo formalizado sin roces ni más fluidos que sus símbolos; Sade perfumado y embelesado, o sea, Sade moral o perversamente bueno.

    No puedo dejar de ver a Heidegger intensivo de un margen que no cedo como propio. Cuando su apertura parece dar la razón a su ser-con-otros, retomo que quien dirige eso no es una voluntad de uno sino algo ciego y desmadrado que se ha desposeído de identidad, si acaso, formal, pero igualmente ciego, sin saber. En el fondo, gran parte de esto no es sino el sofista conceptuoso de Lichtenberg que, en su dogmatismo, no se compromete en la obra trascendental. La creación no es sólo obra u objeto, no es cualquier otro, un ser como otroriedad, sino un impulso moral y no sólo trascendental, o, más bien, cabalmente de ello; es decir, un otro con contenido propio, inmediato y solidario, lo que lo define; es esencialmente social como grado diverso del asco al otro, su margen.

    La apertura afectiva que compromete la comprensión, la precipita, sigue siendo inteligible y especulativa de su afección. Los objetos de la comprensión requieren que se impliquen en una intelección que hago solidaria por la genética en la que reside su significado y pulso, su mediación e inmediación. Es comprensión formal más que afectiva, porque lo afectivo de ello es lo que más fácilmente se precipita; es objeto de aproximación formal . No obstante, Heidegger, ciertamente, sí deja abierta, moraliza, la soledad como angustia y muerte. En una discusión con Mari Paz defendí un sentido parecido, pero más evolutivamente dirigido: la falta no crea toda ansiedad ni la hace social; no es esencialmente una afección social, pero la ocupación de su lugar, del vacío o falta, sí la reduce, lo que confunde a quienes tienen dificultades para ver o pensar como hacer filosofía.

    La mera comprensión formal es el Kant enloquecido de una razón y un juicio a priori, aunque su filosofía era tan buena que si la invertimos sigue funcionando; si no, amplía su margen. La inmediación formaliza a su manera y no a priori. Lo a priori es lo inteligible de ello, lo más racional. Los órganos, solos, son medio tontos; en conjunto, comprensivos. Como no me atrevo a negar del todo el orden, y sólo lo profano, lo pongo en estado de apertura que sólo conoce cuando es desproporcionado, cuando se reconoce no el mismo, distinto, pues. En términos de comprensión biológica y el objeto del margen sintético, se revela crucial en la desproporción del cuidado de la urgencia que es sutil no sólo inteligiblemente sino estéticamente, un punto más apegada a su inmediación. El holismo hace referencia al a priori sintético y precipitación del proceso, no a la mera formalización de las condiciones del recreo que precipitan y en su novedad crispan sin conciencia. Se puede ver, a este respecto, la bajeza filosófica de Bunge y la falta de originalidad que propone en Dewey; así, es puesto en evidencia vergonzosamente por su mismo credo, el de cientificista, y a pesar de que yo no sigo a Dewey, sino a Peirce. En cuanto es conocimiento cuidado es nuevo frente a su indeterminación; recordemos que lo que no es olvido es, por ello, creación. Tal vez, cuando se haga lo inmediato ético, cuando se sepa a sí, seremos menos precipitados. Un poco locos, sí; pero no tanto que idiotas. El apego temporal sólo es trascendible en una totalidad sin correlato o en vacío, lo que lo precipitaría a un absoluto o cosa en sí, es decir, su roce impúdico. (Estas aclaraciones no se deben leer como ordenación spinozista o su vulgarización y malinterpretación cientificista, sino en lo que era más ético de su reflexión. Si dijimos que ese orden era falso era por no comprenderlo y deformarlo en su distancia, en su proceso de indeterminación).

    Diría más ética del conocimiento que de los hombres. Pero, como parece que es, no se trata sino de su desperdicio. Es lo que creo quería derribar Niezsche de chapucero, su vulgaridad y falta de excelencia.
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 03/04/2009 a las 07:34

  9. #19
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    Predeterminado Respuesta: El nihilismo de la falta de urgencia

    Cita Iniciado por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO Ver mensaje
    la génesis está en Mill, quien acuñó tan bella terminología para hablar del efecto solidario de la creación humana. Las creaciones humanas se potencian en la ética de la libertad. Pero cualquiera puede ver que es una suposición demasiado ligera que olvida todo lo que promueve esa trascendencia y, en ese olvido, se indetermina en ideología y precipitación.
    .
    Quise un tiempo trabajar la Logica y el asociacionismo de Mill, pero casi tampoco se consiguen esas obras ya. Solo he leido las conocidas del utilitarismo, la libertad y la cuestion de la mujer. Pero eso no es Mill, imagino que en su obra mas densa habria que rescatar aquello que les molestaba a Frege y Husserl; algo mas serio que decir.

    Pero lo de la creacion, ya patente en su ensayo sobre la libertad, lo concedo, me parecio en su momento muy a la par con Dewey(o al reves) y James. Hay varias frases alli que en relacion con esto de lo etico se pueden rescatar.

    Lo 'propio' es un problemon en Heidegeger. Otro tema. Veo que es solo un margen en toda esta conversacion. Pero aun tengo por entender mucho de lo que dice respecto de
    "es esencialmente social como grado diverso del asco al otro, su margen."

    en cual sentido podria el impulso a crear caracterizado como fundamentalmente(pero no totalmente) moral, tener que ver con el 'asco al otro' y situarse como 'margen'?

    Unas imagenes me resultan muy didacticas(por mas excentricas que sean) pero otras me dejan en blanco.

  10. #20
    Forero Graduado Avatar de Mari Paz Pascual
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    Predeterminado Respuesta: El nihilismo de la falta de urgencia

    Alberto, creo que solo por el hecho de pensar en el nihilismo para la falta de urgencia toma un carácter, el ejercicio, de debilitamiento que transciende y trascurre a los margenes. La expectativa y la conciencia se ven abusadas por el otro debido al actuar del nihilismo eso que lo contempla, esa es la crítica.

    Creo que se entiende esta síntesis, que puedo hacer ahora tras leer lo peligroso de la proposición.

    Ese peligro son ni más que los márgenes que el nihilismo crea o recrea para el otro.

    Saludos

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