"Evo nos ha dado un mañana. Por eso apoyamos el cambio"
Nunca hemos votado tantas veces ni con tantas ganas”. Juana Iujura Calderón es medio aymara y dice que la esperanza que representa Evo Morales para los pobres le ha devuelto la vitalidad. A sus 75 años, se sumó al Programa Nacional de Alfabetización para aprender a leer y escribir. “Evo nos ha dado un mañana. Por eso apoyamos el cambio, el Sí a la Constitución. No queremos seguir emigrando a Argentina y España como mis bisnietos”, dice su hermana, Josefa, de 81 años.
El colegio Abraham Lincoln descansa en la ladera de uno de los cerros que rodean La Paz. A medio camino de El Alto, donde la popularidad de Morales supera el 80%, las calles del popular barrio de Vino Tinto están vacías. Los colegios se convierten en el lugar de la tertulia: una tucumana (empanada de carne) y unos zumos acompañan la sobremesa del voto en el referéndum sobre la reforma de la Carta Magna promovida por el presidente.
Sí a un texto indigenista y socialista, frente al No de la derecha regional, que exige autonomía y menos centralismo. La clave estará en los porcentajes y en la cantidad de departamentos (regiones) en total
Desencanto de la juventud
Pero en La Paz también se respira desencanto. Sobre todo de una parte de la juventud que votó a Morales en 2005. En el colegio privado Loretto College, en el barrio de clase media de Los Pinos, es el sentir general. “Evo ha perdido mi confianza. Lo apoyé para terminar con la corrupción. Pero debe entender que no es sólo el presidente de los indígenas. En Bolivia la mayoría somos mestizos”, explica María Cuéllar, de 25 años.
Ése es el caldo de cultivo que quiere exprimir el ex presidente Carlos Mesa para competir por la presidencia: la decepción de las clases medias con el Gobierno. Tras votar en contra de la Constitución indigenista y socialista del presidente, Mesa explica a Público que “a Morales se le combate con las armas de la democracia”. Justo lo contrario de lo que ha hecho en 2008 la “oposición desestabilizadora y antidemocrática”. “Morales representa un salto histórico que es la representación indígena. Pero se ha dado cuenta tarde de que la autonomía llegó para quedarse. Y Morales tiene de autonomista lo que yo tengo de sacerdote jesuita, se rie.
El departamento de Santa Cruz se ha vuelto el cuartel general de la oposición a Morales. Las calles están plagadas de carteles que rezan "no al comunismo, sí a la propiedad privada". [Este dato es interesante si se toma en cuenta que Bolivia está divida en nueve departamentos].
Mientras Bolivia esperaba los resultados, los primeros sondeos a pie de urna reflejaban una victoria del Sí por un 60% de los votos, pero fue rechazada mayoritariamente en los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija. Lo que salió de esta elección es un proceso de recomposición de fuerzas", afirmó el politólogo Jorge Lazarte. Según Lazarte, esa recomposición de fuerzas nace del "contundente 'No' en varios departamentos.
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