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Tema: La vida y la muerte como categorías de la creación mental.

  1. #1
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    Predeterminado La vida y la muerte como categorías de la creación mental.

    La sincronía indisociable de lo viviente, contra la dicotomía categórica de lo simbólico.

    La vida y la muerte, o vise versa, como categorías simbólicas, establecidas y creadas por la mente, no son asociables en ningún momento, no se dan en ningún momento, ni bajo ninguna circunstancia, en forma disociada, en el echo, del fenómeno viviente. Por lo tanto, la disociación y creación representativa, simbólica, de dos cosas distintas, es producto de la intervención y creación mental.

    Todo el reino de lo viviente no comprende ni comparte ni conjuga, a la “muerte” disociada de la vida, y mucho menos echa objeto, echa significado, símbolo, signo, valor negativo.
    Como tampoco comprende ni comparte ni conjuga a la “vida” disociada de la muerte, echa objeto, símbolo, signo, significado, valor positivo.

    Lo viviente como fenómeno, desde su inicio hasta aquí, mantiene su unidad, inquebrantablemente, aunque le sea algo difícil de concebir y digerid al fenómeno mental, que por el poder de sus operaciones, se auto disocia de tal cosa.

    Al auto dividirnos mentalmente, mentalmente podemos, y de hechos estamos concibiendo mentalmente la división.

    La división como creación solo puede concebirse por lo mental.

    La vida-muerte, el dialogo viviente, no comprende ni comparte la existencia, del objeto, el símbolo.
    El hombre que mentalmente no comprende, no platica, ni practica del dialogo viviente, lo termina negando reprimiendo.

    Sin comprender, y tal vez accidentalmente, inconscientemente, sin querer inaugura, crea, el signo, los valores, los signos, símbolos de la mecánica, de la operativa metal-cerebral, del desarrollo disociado, de la existencia simbólica, de su lenguaje, material constructivo, de la dinámica y complejidad diferenciada, de nuestro sistema social, disociado del sistema originario .

    Crea, origina, da forma, a su poderoso lenguaje, fuerza, poder, practica que entiende y la extiende, la proyecta como su discurso soberano, sobre todas las cosas, de su entorno y realidad, como interpretación, conocimiento, fuerza poder de acción, derivada de sus complejas facultades y operaciones mentales- cerebrales, de construcción, configuración, de toda la realidad alegórica existencial, que no late, es incapaz de sangrar.

    Gigantesco despropósito de nuestras intenciones, he ignorancia, como de los mecanismos mentales operacionales, que se niegan a reconocer valor, al dialogo, conjugación de lo viviente.

    Sojuzgante poder que impone y establece el poder de su creación mental-conceptual, sobre todos los hechos y fenómenos, de la organización y manifestación de la realidad viviente, que el dice interpretar y reproducir, tanto como, el de disponer de la autoridad de juzgar, como su dios le manda, y que el cree, se auto convence, de interpreta a las mil maravillas, por el uso y abuso de su verbo.

    Si no mira en tu entorno, y dime que cosas se mueven por si o la vida-muerte
    Por ti y el amor, o se extienden entienden por la búsqueda de esto.

    Ya ni los hombres que te rodean, se extienden, entienden, se mueven por la vida –muerte, o la muerte-vida evolutiva sincrónica, concordancia esta, la que se conjuga a través de tu cuerpo, que caréese de autoridad, significado, de importancia. Devaluándose por lo gratuito, por lo barato de su acontecimiento, ante el poder perdurable del verbo, el signo. De aquí que sea menospreciada y vulgarizada por su riqueza y abundancia, en el mercado de las transacciones, de los objetos existenciales, de los valores construidos, perdurables. Mentalmente sostenidos y abalados por la autoridad del conocimiento, del dominio, de la gran autoridad histórica-cultural, que prevalece se impone sobre el orden y la organización viviente.

    Si no mas bien observemos por que motivos principios “trascendentales” nos movemos y actuamos y pronto se vera que lo es por la suma y conquista de valores, conocimientos que nos se corroen, ni degradan, migrando amalgamándose en otros. Procurando acaparar y retener, como ostentar un capital simbólico, tecnológico, representativo, de nuestra posición genérica, convalidada por la extensa producción de productos abstractos, de cosas muertas-existenciales, ornamentales, o meramente existentes y operativas, que sirven para representar, señalizar, concebir y crear, nuestro rango, galardón, nuestros minúsculo repertorio representativo, en el gran concierto, organización, del desarrollo y la evolución de la sociedad, la cultura, la historia.

    Podrán crecer y desarrollarse, podremos crecer y desarrollarnos, económicamente, enriqueciéndose de símbolos y significados, valores conocimientos, herramientas instrumentos, que aumentan, incrementando nuestro valor, nuestra autoridad, valía existencial significativa y operativa, sobre todo lo otro, que sangra, respira, se pudre y degrada.

    Como cualquier sociedad humana, presuntamente para la ostentación de la prosperidad, del crecimiento económico, del desarrollo del comercio mitológico, encauzando el consumo masivo, de meras extirpadas existencias, producto del despliegue de la ciencia, la cultura, la historia, que nos domina explota, se alimenta, se nutre, de nuestros cuerpos, de nuestra menoscabada realidad viviente, de nuestra nada, de nuestra quebrantada vida-muerte.

    Imponiéndose la ostentación del triunfo, o el triunfo, de la existencia, es decir del valor y la importancia, como la autoridad que ha adquirido la objetiva mercancía simbólica conceptual, sobre la vida-muerte, la muerte-vida de los derrotados vivientes, mentalmente disociados de la totalidad.

  2. #2
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    Predeterminado Respuesta: La vida y la muerte como categorías de la creación mental.

    ¡Qué bien expresado!

    Pienso que es fácil detectar al discurseador pomposo y a los medios disparadores de imágenes. Pero qué triste es darse cuenta que las relaciones más cercanas también están hechas de posturas, de maquetas. De hecho nuestras propias posturas (a favor o en contra) se mueven entre categorías simplemente aceptadas.

    Pero ¿existe un estado al que llamar del hombre natural?

    ¿Es posible una comunicación más directa? En el sexo a veces se siente estar como pez en el agua, estar justo donde se quiere estar, sin que existan (al parecer) ideas preconcebidas (¿será tan así?).

  3. #3
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    Predeterminado Respuesta: La vida y la muerte como categorías de la creación mental.

    Estimado amigo creo que si, la organización y manifestación, como diferenciación de nuestra realidad biológica, es esencialmente portadora de realidad, carga con toda la intencionalidad que conjuga y comulga el universo sensible, el que se disuelve en al boca , en los otros, creando y recreándose a si mismo.

    Increíble forma de manifestarse y pronunciarse sin repetirse, en sus descripciones, indefinido lenguaje de sustancias, formas y sabores, que en su danza, composición y descomposición todo lo tejen, destejen, abriendo y cerrando, entre sus cierres y aperturas, la puerta a lo inédito.

    Como prescindiendo de todo concepto, a la hora de la desnudez, en que uno se hace del otro, el otro de uno, como haciéndose difícil, por no decir, algo imposible, el delimitar los limites de uno, en la entrega y desborde de la copula.

    Estoy buscando tu cuerpo
    las palabras no obedecen del todo
    a mi confianza
    estoy dando lugar
    a la carne y a la sangre
    para que dialoguen
    conversen
    converjan
    en un idioma
    calor y transparente

    me libero
    en la liberación del discurso
    veraderamente libre
    en tan amena discusión
    armonización
    diálogo
    de pieles
    atracciones
    olores y caricias
    explosiones y convulsiones

    es que dejaré
    a la fuerza motriz
    de mi vida-muerte
    liberada de la conciencia
    para que a su antojo estalle
    mine esparza
    sus razones
    conocimientos
    energía

    en profundidad
    sin disfraces
    censores
    o jueces

    Un abrazo

  4. #4
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    26 mar, 09
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    Predeterminado Respuesta: La vida y la muerte como categorías de la creación mental.

    Estimado E.Coli: el problema de las afirmaciones que Ud. hace está en que su texto dice que la mente es la que crea la división vida-muerte. Y luego afirma que en lo viviente no hay tal división. Ahora, ¿qué en Ud. llega a esta conclusión? Supuestamente no su mente, que sólo puede como Ud. afirma concebir vida-muerte como una dualidad.
    Y por favor, no vaya a hablarme de algún espíritu que lo habitaría y que le permitiría ver esta unidad metapsicológica, porque entonces estaríamos fuera de un foro filosófico (al menos laico) y entraríamos en un foro sobre supercherías y allegados...
    Cordialmente

  5. #5
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    Predeterminado Respuesta: La vida y la muerte como categorías de la creación mental.

    Si; así lo pienso, que las distinciones, como nuestra propia diferenciación mental operante, cerrada sobre si misma, como movimiento autónomo, inaugura, crea, el desvinculo de nuestra conciencia, la perplejidad y extrañeza de nuestro ser, de los cambios y transformaciones continuas, como fenómeno intrínsico con que se manifiesta la totalidad, y de los cuales nos desvinculamos, recién a partir de esto, podemos hablar, hacer mención, de nosotros mismos.

    Este, a mi modesto entender, es un acto, una muy compleja operativa, creada y sostenida por las peculiaridades y facultades de nuestra mente, nosotros observamos y recién somos desde aquí, determinado arbitrariamente desde nuestra desvinculación, que es la vida y que es la muerte, como la aparición y disolución de un fenómeno, tanto como limitando y reduciendo a unos rasgos los limites de un cuerpo cualquiera, que en si, son imposibles de limitar, constreñir, reducir, a un mero cúmulo de fenómenos, momentos, de su manifestación.

    De aquí la arbitrariedad y parcialidad determinarte, simbólica, de nuestra mente, que imaginaria y conceptualmente viene a decidir por el principio y el fin como por las razones y los significados de todas las cosas, sucesos y fenómenos desde lo que de la mente, o los proseos mentales, se viene a determina como realidad.

    "¿Qué es una palabra? La reproducción en sonidos de un impulso nervioso. Pero inferir además a partir del impulso nervioso la existencia de una causa fuera de nosotros, es ya el resultado de un uso falso e injustificado del principio de razón".
    (F. Nietzsche, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, 1873)

    Estamos, pues, ante un nuevo lenguaje en el que la palabra ha quedado secuestrada en el oscuro zulo de la comunicación gráfica, sonora e informática, lo cual instala al sujeto en un espacio perceptivo de la realidad como imagen estática, como instantánea fotográfica coaguladora de la experiencia vivida por un individuo plenamente desheredado, inhabilitado para pensar, para pensarse, para imaginarse. Muerta la palabra donde reconocerse uno mismo, queda eliminado el testigo (Rafael Vidal Jiménez)

    Es que si no pudiéramos girar sobre algo, mentalmente, no obtendríamos, ni alcanzaríamos la experiencia de la ilusión, la inconciencia -conciencia de la creación del objeto, sustento-visión, de nuestro vanagloriado amor, logro y éxito de nuestra estoica y circular existencia-conciencia, entrono a un objeto y su constante reproducción. Hay que tener huevos para destruir, o atentar, contra nuestra identidad-deidad organizativa, cognitiva experimental, desestabilizando, perdiendo el eje de nuestra excentricidad, fundada en la repetición, reconstrucción y adoración constante, de lo que no se pudre, no sangra, del inmaculado y obsesivo objeto de nuestro amor.


    De estas suposiciones se derivan ciertas implicancia, de que ay, o habría, una continuidad fantasmagórica de sin roturas y fractura, en la continuidad del universo, que venimos a quebrar, fragmentar, como un acto de nuestra auto creación nosotros, con nuestros procesos y facultades mentales, de aquí, de que posteriormente hablemos sobre nuestro origen y fin, y a partir de tal cosa, suponer sobre el origen y el fin de lo que este por fuera de nosotros.

    Por otro lado, es todo un placer amigo, tanto sea en la coincidencia o en la discrepancia, el ejercicio de esta practica de auto reflexión y búsqueda de comprensión através del intercambio.
    Un saludo.

  6. #6
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    Predeterminado Respuesta: La vida y la muerte como categorías de la creación mental.

    Hay una propiedad que supera lo propio, lo que lo impulsa en su inmediatez. Ese problema de extramoral, del que Nietzsche hizo una interesante y peligrosa crítica, no es más que la trascendencia entre los márgenes que usted está categorizando sin adherirlos a lo que tienen de suyo propio, es decir, el contenido que se despliega y sobre el que se desplaza la conciencia.

    Hoy en día la conciencia se ha problematizado desde ciertos descubrimientos de la neurociencia, pero los que están implicados en esos descubrimientos no parecen haber captado el problema de la fenomenología; han hecho la neurociencia descerebrada.

    La actividad mental trae ciertos problemas que se hacen muy interesantes filosófica y científicamente. La indeterminación y el desorden parece que son características de su actividad, pero se repliega en algo que no es ella misma, sino su principio de indeterminación con cierta ordenación, o una entropía y neguentropia vinculadas, algo que parece objetivo; se está incomprendiendo la trascendencia como consecuencia del ansia de reducción. En la física moderna de la mente están recuperando cuestiones fenomenológicas por la naturaleza indeterminada del problema al no poderlas enmarcar en categorías que superen las anteriores en una ampliación, como sugiero, desposeída y sintética, pero con implicación ética desde la misma conciencia.

    Saludos
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 29/03/2009 a las 06:05

  7. #7
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    Predeterminado Respuesta: La vida y la muerte como categorías de la creación mental.

    (La información del medio exterior tiende constantemente a desintegrarnos, destruirnos, corroernos, disolvernos, de aquí una actitud de resistencia fijación y reconstrucción constante de nuestra estructuración mental, de lo que simboliza y significa la productividad de nuestro ser, el campo espacio fenomenológico de nuestra conciencia.)

    Argumento que para nuestra mente, como para toda forma de mente, en relación a tener, y o ser, conciente de algo, un dominio, un cuerpo, un lugar, singular, una diferenciación especifica.
    Le es imprescindible como energía inmanente, como fuerza dinámica, inherente a la totalidad, una formula (o mecánica operativa) para escapar, y en tanto esto constituirse como tal en y sobre la realidad, oponiéndose a la realidad y naturaleza del propio universo, o manifestación universal.

    No es inherente el manejó y el logro organizativo de un sistema operativo, asilado y cerrado, desde el cual operar. Tanto que a esta realidad dinámica, increíblemente creadora, le es imposible como totalidad, tener o alcanzar una conciencia de si, como una especie de apertura, auto experiencia de si, si no logra de alguna manera contrariarse, contradecirse en su ser y esencia ( mirar y observar lo que es, desde lo que no es, como salirse, distanciarse de si misma.) .

    Como forma de volverse sobre si misma, como algo extraño, contradictorio a lo que es, de aquí que entienda a mi mente, como un campo dinámico, contradictorio, implicado en una constante contradicción, en torno a la constante reconstrucción, recuperación de su objeto, centro, eje, campo, movimiento, gravitacional, organizacional, operacional.

    Movimiento reactivo, creativo, implicado en su constante recurrencia, conservación y constante recuperación de su argumentación, por lo que obtengo, se obtiene y se alcanza, una conciencia diferenciada, relativa y parcial, como muy concreta, estable, de mi mismo, lo que llamo mi singularidad.

    El gran asunto es percibir como sucede esto, tan contradictorio, complejo, paradójico, como la mente, la energía, la realidad, la información, en curso, en su manifestación, logran adquirir, o tener, tomar, alguna precaria forma de conciencia de si, estructuración de su particularidad, compleja organización, superflua mentira-verdad, por la emergencia contradictoria de lo singular.

    ¿Le es imposible a la totalidad, el acceder a una experiencia, o forma de auto experimentación de si, sin la mediación, la participación, la creación, de la emergencia de lo singular?


    Esta hipótesis contraviene el orden del sistema imperante, relativiza por un lado, como exige por otro, sobre el papel y el predominio de nuestra vida y experiencia en la singularidad, nos condice de nuestra responsabilidad creativa, creadora, como de sus peligros y trampas, sobre la naturaleza de los productos, las estructuras, mentalmente creadas, sostenidas, por nuestros procesos mentales.

    Un abrazo

  8. #8
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    Predeterminado Respuesta: La vida y la muerte como categorías de la creación mental.

    Todas esas categorías que usted supone a la mente en su creación no son sino reflejos en un espejo que al estructurarse en una espera se hacen huérfanas de lo que originalmente las determinó. Todo lo que la mente pone, en cierta medida, lo antepone; crea un margen que en su proceso de enmascaramiento asume de su propiedad. El proceso es lo que se toma por totalidad por las mismas condiciones que es juzgado, de ahí que deba ser ampliado.

    En términos fenomenológicos, todos los que competen a la conciencia, hay un campo que se hace más determinante y constante con arreglo a su principio de incondicionalidad: el campo de la verdad y lo nouménico.

    La creación de la mente se mueve entre sus moldes, entre lo que ha dejado en su superación, las condiciones límite que experimentamos.

    La totalidad debe ser conocida por dónde actúa, es decir, por el margen al que se pone categorías. La condición absoluta, todo el despliegue posible de trascendencia de esa totalidad, es su indeterminación o dialéctica especulativa.

    No puedo negar el interés especulativo de la dialéctica, pero tiene varios problemas serios con su objeto. En mi opinión, el problema básico consiste en que hace un movimiento ciego y especulativo que en lugar de determinar no hace sino indeterminar. En mi crítica, que es en el centro a Hegel, hay un absoluto delirio que malinterpreta las condiciones nouménicas o cualquier otra forma de simismo, es decir, la totalidad limitada por la conciencia.

    La conciencia, fenomenológicamente, no es ningún psiquismo o biologicismo, sino una estructura lógica de determinación de objetos con unas condiciones que llamaremos trascendentales. De las fenomenologías más importantes que conozco, es decir, las de Kant, Hegel, Schopenhauer, Peirce y Husserl, me quedo con Kant, Schopenhauer y Peirce.

    Todos esos alocados que creen que la realidad es una cuestión de ciencia y no de fenomenología, sin duda, no saben lo que dicen. De hecho, es tal su disparate que igualan su ejercicio a aquel que critican. Así, hacen el mismo el objeto y la verdad en una aproximación ciega de su propio impulso. La precipitación de las ideologías, el objeto más cercano de la sociología del conocimiento, es típicamente una práctica antifilosófica que al tomarse por realidad, o ciencia de la misma, no es sino un desvarío.

    La lógica fenomenológica hace crítica, por el contrario, de las condiciones que se trascienden. La crítica primera, en este sentido, es la condición básica de esa misma crítica.

    El simismo y la propiedad no son realmente sino crítica del contenido, de su movimiento, es decir, las condiciones de su discurso. Su condición de movimiento, esencialmente especulativa, no es más que una línea de totalidad entre unos márgenes absolutos, es decir, indeterminados sobre su trascendencia. Necesitamos de tanto supuesto por ello, porque la dialéctica no tiene en sí misma el contenido de su discurso, no puede ser sólo especulativo como su propia condición inicial.

    El giro sintético, en el que Kant y Hegel se oponen como la noche y el día, agrupa consigo, en la actividad especular de su simismo, el discurso en la precipitación de sus objetos, lo que le da contenido por la forma anticipada de su especulación.

    La anticipación teorética no se salva de la crítica por pretenderse en una verdad incondicional, de manera que su condición discursiva, la especulación sobre las condiciones, es el objeto de la crítica; no es crítica como un juego de palabras, sino como el ejercicio de especulación sobre el conocimiento de las condiciones de ese discurso. La síntesis no es más que el asentamiento de las condiciones que dan mayor intensidad a la conciencia, es decir, que amplían lo que dicen. Que se haya hecho una industria de su malinterpretación no es sino la razón para volvernos más locos y dialécticos ante esos descerebrados en serie. Su llamativa condición formal nos debiera llevar a sospechar de su verdad. En este sentido, estoy con Wilde en que cuanto más se comparte una verdad, más razón hay para dudar de ella.
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 30/03/2009 a las 06:43

  9. #9
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    Predeterminado Respuesta: La vida y la muerte como categorías de la creación mental.

    Los términos orales y escritos de que acabamos de tratar en el capítulo anterior, por lo mismo que son la expresión externa y sensible de las ideas, preparan y facilitan el camino para llegar al conocimiento de las ideas y pensamientos que contiene la representación intelectual de los objetos significados por aquellos términos. Por eso, después de haber tratado del lenguaje como manifestación sensible de las ideas, parece natural tratar de éstas y de los actos del entendimiento mediante los cuales se forman o adquieren, lo cual entra ya directamente en el objeto propio de la lógica.

    Esto lo tome de un diccionario filosófico estimado amigo, buscando el concepto de lo nouménico.

    Es muy grande la relación de mi búsqueda y reflexiones con tal concepto, de aquí mi agradecimiento a tus planteamientos, que implican el enriquecimiento de mi practica.

    Por otro lado es nuestra mente y su complejidad operativa, auto aislada y encerrada en si misma, según mis suposiciones, o someras especulaciones, la que concibe, inventa, da origen y forma a los propios objetos de si, al lenguaje y el mundo de las representaciones simbólicas, entre otras cosas, para poderse vincular y relacionar, comunicar por un medio, con las otra mentes, tan aislada y encerradas en si mismas.

    Y esto a partir de lo que ella determina, o determine, através de sus productos, como cosa y objetos, de la operativa de sus relaciones y vínculos, creativos, y auto representativos, con las otras mentes aisladas.

    Mas haya de lo controversial que pueda parecer todo esto, es claro, que a partir de esto, evidentemente intervenimos y afectamos con nuestra mente y creación simbólica, polución de ideas, objetos, y significados de todo tipo, el originario estado nouménico

    Si nuestra mente pudiera manejar lo nouménico, prescindiríamos del mundo de nuestro lenguaje y simbolismo representativo.

    Este problema, a mi humilde entender, es un estadio, estado, de inmadures de nuestra mente, y proceso mentales, por hallarse confinada y aislada.

    De aquí que tengamos que recurrí a un artificio, mental, por la imposibilidad de una comunicación plena y directa.

    Intuyo que tal increíble cosa, apertura mental, pueda suceder, tanto como pueda lograse, operativamente, desde el auto encierro, el auto aislamiento mental, desde el que operamos y nos expresamos, es mas, creo que si no acontece tal cosa, no tendremos una alternativa.

    Me gustaría saber Alberto que opinión te suscita tan difícil y remota posibilidad, que como todo, conlleva un motón de implicancias.
    Un abrazo

  10. #10
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    Predeterminado Respuesta: La vida y la muerte como categorías de la creación mental.

    Lamento que no se entendiese a qué hacía referencia con lo nouménico. Hago múltiples referencias a lo que trata, las condiciones inteligibles, y no la propiedad de la cosa en sí, o las formas límite de su intelección, el roce impúdico, el objeto huérfano que trasciende.

    Las definiciones no tienen en filosofía mucho interés; lo que sí lo tiene es su crítica, que es lo que parece interesarte.

    Por la mera lógica del discurso, el supuesto que mantiene el contenido a la espera de su despliegue, en suspenso, tiene, de suyo, una precipitación en la que hace síntesis de una identidad con la lógica temporal de sus momentos, el anterior y el posterior. Este esquema lógico se desarrolla conjuntamente ampliando la síntesis al mundo exterior, el empírico, al que se supone determinación real. Esa estructura sintética como forma de lo real hace una serie tremendamente confusa y delirante del significado inmediato de lo real.

    Estamos muy educados religiosamente sobre ese mundo de verdad y lo que serg llamaba ontología regional. En mi opinión, no es sino una ideología con bastante poco interés por la verdad. Aunque en ese círculo ideológico opere con condiciones límite, la abstracción de esa ontología como algo propio, de suyo, centra su interés en el conocimiento de esas condiciones y lo que lo mantiene; se crea una forma perceptual, conceptual y noumémica.

    En el esquema mental las percepciones no son absolutamente inmediatas, sino que la plasticidad sináptica, modificación posible de conexiones entre neuronas, permite el fluido no caótico y libre del contenido que formaliza. Como la mente no es el cerebro, y en la mente no hay sinápsis, conexiones entre neuronas, sino que sus conductores son la expectativa de los conceptos, el fluido tiene unos objetos que permiten su conocimiento; hay una demarcación de las condiciones de posibilidad del conocimiento en los mismos. El margen en el que son usados, su indeterminación, creará unas distancias entre esas indeterminaciones y sus originales fuentes. El tránsito se hace posible al conocimiento, el recreo de la conciencia, y vela esa actividad a su experiencia más inmediata; configura su intelección, el delirio noumenal que recrea, pues, ecos de propensiones trascendentales. En su supuesto acrítico, no es propensión, que por su plasticidad no es final, sino pretensión. Hay una precipitación acrítica, como digo, sobre un vacío que delirantemente se adelanta, no en las condiciones de su acción, sino en el mantenimiento de su ideología. Buenos estamos, entonces. Eso no tiene nada que ver con la filosofía; la mala filosofía no es filosofía sino en su nombre, su tonta definición.

    El margen más inmediato y el mediato hacen, en efecto, síntesis, pero conforme a su inmediatez, es decir, que su mayor actividad es velada, inconsciente; pero, no obstante, el contenido de los perceptos, conceptos y noúmenos, va a hacer posible, a su vez, su forma representacional. De manera que el primer orden, el inmediato no es libre del segundo, el mediado, sino que su relación es su objeto.

    Existe una terrible confusión temporal respecto a los órdenes porque el inmediato incluye el mediado y se hace con facilidad abstracción del primero. El cerebro no tiene un efecto en la mente que no lo afecte, que sea independiente; su dualismo consiste en eso, en que su objeto se hace problemático, filosófico. No obstante, hay irresponsables que se olvidan de que la filosofía es una actividad esencial a toda posibilidad de conciencia. Pero si nos dejamos de engaños y ridículos optimismos vemos fácilmente la conclusión terriblemente irracional de la precipitación del discurso. Desgraciadamente, como sugerí hace algunos días, no son muchos los que entiendan el significado de nihilismo y sí quienes lo pervierten.

    Veamos una cosa, cualquiera puede leer a Nietzsche, pero eso garantiza con mucha probabilidad su incomprensión. Como yo lo veo, Nietzsche era un pensador exquisito, con una capacidad para la filosofía extraordinariamente profunda. Si lo que hacía era filosofía, que está por ver, no era la filosofía para idiotas, sino para los que estaban interesados en la filosofía, la de verdad. Su popularidad, en mi opinión, es un asco; razón, quizá, para no leerla.

    Eduardo, creo entender tu propuesta de intimidad con la creación, una especie de onanismo intuitivo. He bromeado al respecto con que el onanismo es mal sexo. Su mayor problema es que hace propio el contenido del objeto; se hace fin del discurso al sintetizar su identidad con el mismo. Sin duda, es una opción que bordea lo noumenal como una actividad totalizadora, pero es, definitivamente, un encierro. Mis posturas filosóficas están del otro lado, de aquello que amplía. En cualquier caso, convengo contigo en cierto grado de encierro y privacidad.

    La filosofía oriental ha desarrollado mucho los márgenes intuitivos de la interioridad. Su razón era una práctica aristocrática que suspendía la experiencia y se volcaba en el objeto de su negación para, paradójicamente, ser eliminado. No es casual el desarrollo del concepto de nada en oriente.

    Un cordial saludo
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 01/04/2009 a las 09:03

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