Las órbitas elípticas fueron introducidas por Kepler, en la astronomía (siglo XVII) luego de disponer de información de una diferencia de 8 minutos de arco en la observación del ángulo asociado a un planeta. Es un ángulo muy pequeño ya que 1 grado equivale a 60 minutos y 1 grado ya es un ángulo pequeño.
La astronomía de Kepler, junto a los trabajos de Galileo, permiten a Newton realizar su gran síntesis de la mecánica con la gravitación universal. Y todo por tener en cuenta pequeños valores que podrían muy bien haber pasado inadvertidos, tal lo de Kepler.
En la actualidad, se trabaja con errores muchísimo menores, tal el caso de la electrodinámica cuántica de Feynman, Schwinger y Tomonaga. En algunos experimentos, la diferencia entre el valor previsto por la teoría y el valor medido en el experimento, difiere recien en el décimo lugar después de la coma decimal. La exactitud de la teoría es sorprendente.
Luego, algunos pseudointelectuales proponen que la ciencia es una construcción social y que las teorías se imponen por causas sociales, y no estrictamente científicas.
La mayoría de los intelectuales no pierde tiempo con semejantes barbaridades, excepto autores como Mario Bunge que hacen el "trabajo sucio" al delatar las inexactitudes de todo tipo que se cometen.
Incluso el caradurismo llega a niveles sorprendentes cuando suponen que el filósofo o el sociólogo, que poco sabe de ciencia, debería de algún modo "dirigirla".
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