El tiempo en que los inmigrantes a ser expulsados pueden permanecer detenidos varía en cada
país. Por ejemplo, en Dinamarca un inmigrante expulsado pasa en un centro de detención no más
de 72 horas mientras que en Alemania los extranjeros rechazados pueden permanecer detenidos
hasta 18 meses.
Los gobiernos se muestran reacios a proporcionar información sobre esta forma de detención de
extranjeros en centros cerrados. Algunos países encierran a los extranjeros rechazados en cárceles,
celdas de comisarías o en barracas del ejército; otros encierran a los inmigrantes ilegales en
cárceles fronterizas o en barracas rodeadas de alambre de púa. La prensa es excluida.
Como novedad, los países europeos han llegado a acuerdos con países africanos para establecer en
sus territorios estos campos de concentración denominados "centros de acogida". De esa manera,
el problema se oculta lejos de la frontera limpiando conciencias de los ricos que no quieren
compartir ni siquiera el trabajo. Lo curioso es que Europa necesita inmigrantes desesperadamente.
Según un estudio elaborado por la Comisión Europea en octubre de 2007, para compensar el
descenso del número de personas en edad de trabajar en la Europa de los Veintisiete sería
necesario que llegaran a la Unión Europea unos 56 millones de personas antes del año 2050 para
cubrir esas bajas y que con su trabajo y pago de impuestos a la seguridad social, poder mantener a
los jubilados y pensionistas.
En lugar del paraíso, el prostíbulo
La contradicción entre la necesidad de contar con mano de obra extranjera, y las políticas de los
gobiernos de los países europeos de acentuar los controlar a la inmigración, ha provocado un
mercado de tráfico ilegal de personas. La Comisión Europea reconoció este problema en el informe
de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior sobre "el plan de política en
materia de migración legal" presentado en 2006.
En el informe se considera que los países europeos presentan "requisitos demasiado restrictivos
para la entrada legal en la Unión Europea" lo que fomenta la inmigración ilegal y la trata de seres
humanos.
Junto al contrabando de mano de obra ilegal, que llega a trabajar en condiciones similares a la
esclavitud, crece la denominada trata de blancas en que se someten a millones de mujeres y niñas
o niños a la prostitución.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) hay más de 12 millones de personas
sometidas a trabajos forzados y servidumbre sexual. El informe del Departamento de Estado
norteamericano eleva la cifra de víctimas a unos 27 millones. Mientras que en Asia, América Latina
y el África subsahariana la proporción de personas objeto del tráfico destinado a la explotación
sexual, respecto al total de trabajadores forzosos, es inferior al 20 por ciento, en los países
industrializados, dicha proporción supera el 75 por ciento. Según afirma un informe de la OIT, el
beneficio ilícito total generado en un año por un solo trabajador del sexo comercial en los países
industrializados asciende como media a 67.200 dólares norteamericanos
Ricardo Daher
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