Iniciado por
Giovanni Cabrera
Para John Wesley, fundador de la Iglesia Metodista, el que Jesús haya predicado “en el espíritu” quiere decir que Cristo predicó “por el ministerio de Noé”, y que los “espíritus encarcelados” son “los hombres impíos antes del diluvio, que entonces fueron reservados por la justicia de Dios, como en una prisión, hasta que se ejecutó la sentencia sobre ellos…” (Notes on the first epistle general of St Peter). Wesley da a entender con esto que Pedro llama a los antediluvianos “espíritus encarcelados” mientras aún vivían, a la espera del castigo divino por diluvio. En otro lugar Pedro señala que “…el mundo de entonces pereció anegado en agua; pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos” (2 Pe. 3:6,7). Esto parece indicar que los hombres antediluvianos estaban “encarcelados”, es decir, reservados para juicio, tal como lo están los hombres impíos de la actualidad, indicándose así que no hubo entonces, ni hay ahora, oportunidad para el hombre no arrepentido de eludir el castigo divino (Mat. 3:7; Luc. 3:7. Comp. Rom. 2:5,23).
Desde luego que esta expresión no dice que aquellos hombres estaban muertos cuando se les predicó. Adam Clarke, ministro de la Iglesia de Irlanda, concuerda en todo con Wesley al explicar que los “espíritus encarcelados” eran “…los habitantes del mundo antediluviano quienes, habiendo sido desobedientes, y condenados por las más flagrantes transgresiones contra Dios, fueron sentenciados a la destrucción por su justa ley”, y añade: “Desde hace mucho tiempo he creído que éste es el sentido de este pasaje difícil, y ningún otro de los que he visto es tan consistente con el alcance entero del contexto” (Commentary on the Bible, “1 Peter 3”).
Otros autores coinciden en esta interpretación. Por ejemplos, Matthew Henry, de la Iglesia Anglicana: Commentary on the Whole Bible, “First Peter, Chap. III”; Fausset, A. R., “The First Epistle General Of Peter” en Jamieson, Robert; Fausset, A. R.; Brown, David, Commentary Critical and Explanatory on the Whole Bible. John Darby , de los Hermanos de Plymouth, explica que Cristo predicó “en espíritu” a los antediluvianos por medio del ministerio de Noé, pues los profetas antiguos tenían “el espíritu de Cristo” (1 Pedro 1:10,11), y afirma que es inconcebible que Dios les haya dado una nueva oportunidad a los antediluvianos después de morir, pues ya les había dado una gracia de 120 años, y no más (Gén. 6:3) y que, además, no hay posibilidad de salvación después de la muerte, por lo que toda predicación que pudieran recibir los muertos sería por demás inútil (Synopsis of the books of the Bible, “1 Peter”). Así, la predicación de Cristo en espíritu a los hombres antediluvianos habría ocurrido “en los días de Noé, mientras se preparaba el arca” (1 Pe. 3:20).
J.L. Berkhof, de la Iglesia Reformada de Holanda, también asegura que las premisas de que Cristo descendiera al infierno y les predicara a las “almas” encerradas allí son imposibles (J. L. Berkhof, Teología Sitemática, p. 406). Además, Berkhof comenta 1 Pe. 4:6, entendiendo que “…los «muertos» a quienes el evangelio fue predicado evidentemente todavía no estaban muertos cuando se les predicó, puesto que el propósito de esta predicación era en parte «que pudieran ser juzgados según los hombres en la carne». Esto podía haber tenido lugar sólo durante la vida terrenal de ellos” (Idem).
En conformidad con esta premisa, la versión inglesa The Message traduce la palabra “espíritus” de 1 Pedro 3:19,20 como earlier gerentations (“las generaciones antiguas”) y Wycliffe lo vierte them (“a ellos”). Por su parte la versión francesa La Bible du Semeur lo vierte hommes (“hombres”), lo cual permite comprender que Pedro no se está refiriendo a los “espíritus” como a personas muertas, sino como a seres humanos vivos.
En cuanto a 1 Pe. 4:6 nos explican autores evangélicos:
Albert Barnes:
“la interpretación más natural y obvia es referirla a aquellos que ahora están muertos, a quienes el evangelio se les había predicado mientras vivían, y quienes se convirtieron en verdaderos cristianos”.
Adam Clarke:
“se refiere a los antediluvianos… Noé predicó el evangelio a aquellos que ahora están muertos, el mundo antediluviano”.
Jamieson, Fausset & Brown:
“El Juez está aparejado para juzgar a vivos y muertos—los muertos, digo, porque ellos también, en su vida, fueron evangelizados, a fin de que pudiesen ser juzgados…”
La Biblia de las Américas:
“…una referencia a los que aunque ya fallecidos físicamente, previamente habían recibido y aceptado el evangelio”.
Cyrus Scofield:
“…fue predicado a aquellos que ahora están muertos”.
Así, el pasaje asume verdadero significado y te quedas sin este “argumento”, asumiendo desesperadamente un pasaje que ni siquiera los autores que creen en la inmortalidad del alma se atreven a citar para validar su doctrina.
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