“Uno del brote de las raíces de ella ciertamente se pondrá de pie en la posición suya –dijo el ángel–, y el vendrá a la fuerza militar y vendrá contra la plaza fuerte del rey del norte y ciertamente actuará contra ellos y prevalecerá.” (Daniel 11:7.) “Uno del brote” de los padres, o “raíces”, de Berenice fue el hermano de esta, el faraón de Egipto Tolomeo III. Al muerte de su padre ‘se puso de pie’ como rey del sur e inmediatamente se dispuso a vengar el asesinato de su hermana. Avanzó contra el rey de Siria Seleuco II –de quien Laodice se había servido para dar muerte a Berenice y al hijo de esta–, y atacó “la plaza fuerte del rey del norte”. Tolomeo III tomó el sector fortificado de Antioquia y mató a Laodice. Luego se dirigió hacia el este a través de los dominios del rey del norte, saqueó la región de Babilonia y prosiguió hacia la India.
¿Qué sucedió a continuación? El ángel de Dios nos lo dice: “Y también con los dioses de ellos, con sus imágenes fundidas, con sus objetos deseables de plata y de oro, y con los cautivos vendrá a Egipto. Y él mismo por algunos años se mantendrá apartado del rey del norte” (Daniel 11:8 ). Más de doscientos años antes, el rey persa Cambises II había conquistado Egipto y se había llevado consigo los dioses egipcios, “sus imágenes fundidas”. Tolomeo III recuperó aquellos dioses en el saqueo de Susa, la antigua capital real persa, y se los llevó ‘cautivos’ a Egipto junto con un botín de guerra en el que figuraban numerosos “objetos deseables de plata y oro”. Forzado, sin embargo, a sofocar una revuelta interna, ‘se mantuvo apartado del rey del norte’ y no le causó más daño.
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