China frente a la crisis mundial
Las autoridades chinas creen que podrán superar con relativo exito la crisis financiera que afecta a un importante cliente Estados Unidos. Si lo consiguen habrán conseguido establecer una nueva realidad en la economía mundial.
Lo que ocurra en China es clave para las exportaciones de muchos países. A fin de cuentas, el gigante asiático consume más de la mitad del cemento mundial. La construcción de carreteras es una obsesión y el país ya cuenta con 60 mil kilómetros ! ! ! . En consecuencia, el precio del cobre, del hierro y de otros minerales y materias primas depende, en buena medida, de su demanda.
Hay señales incipientes que son preocupantes. Uno de los primeros rubros afectados es el de la juguetería. En la provincia de Guangdong, también conocida como Cantón, seis mil trabajadores quedaron cesantes luego de la quiebra de la empresa Smart Union. El motivo del colapso fue la caída de las órdenes desde Estados Unidos. Las empresas más expuestas son aquellas que exportan más de 60% su producción. Pero hay también factores estructurales que están transformando la industria china. Por ejemplo, los costos laborales aumentaron en 12% a causa de una ley de aumento de salarios promulgada a comienzos de año. También hay una notoria alza de los precios de las materias primas. El resultado neto es que, mientras los costos de producción han subido en 60%, los precios de venta sólo lo hicieron en un 10%. Los días de las jugosas tasas de ganancias tardarán en volver, y para cuando lo hagan ya muchas compañías no existirán. Según dirigentes empresariales, de las 3.800 empresas jugueteras de provincia, más de la mitad desaparecerá en el curso de los próximos dos años.
Las autoridades, como en todas las latitudes, hacen todo lo posible por inspirar confianza a la población sobre el buen estado de la economía. En China, señalan, existe una enorme capacidad de crecimiento volcada hacia la demanda interna de una nación de 1.300 millones de habitantes. Estiman además que el país cuenta con una situación financiera, que los dirigentes comunistas llaman la "economía virtual", relativamente sólida. El problema, admiten, esta en el ámbito comercial. Aparte de las exportaciones que ya muestran una baja, se aprecia también un descenso en las compras de ropa, autos, viajes aéreos y una infinidad de rubros. La población china, como la occidental, observa con cautela el desarrollo de la crisis. Y los habitantes de Shanghai, muy dados a la compra de acciones, aprovechando que la cosmopolita ciudad alberga la mayor bolsa de valores del país, han perdido fortunas. Los títulos transados han perdido este año 60% de su valor. Una mala pasada de la "economía virtual" para un pueblo que rinde culto al ahorro.
Se decia que cuando la economía de Estados Unidos estornudaba las del resto del mundo se resfriaban. Las autoridades chinas creen que podrán salir de la crisis financiera provocada por los sacerdotes del neoliberalismo ultraderechista. Si lo consiguen habrán conseguido no sólo inmunizarse, sino que establecerán una nueva realidad en la economía mundial.
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