Las costumbres y tradiciones cambian a través de los años, y lo que le ocurrió al gran compositor francés Camille Saint-Saëns hace más de un siglo, suena difícil que volviera a ocurrir.
Tuvo que esperar varios años para lograr estrenar una de sus obras maestras en su propio país, debido a que la Iglesia consideraba improcedente el ocupar un tema bíblico para ser llevado a un teatro de opera. Gracias al compositor húngaro, Sir Franz Lizt, se logró llevar a escena esta extraordinaria obra, en una versión traducida al alemán en la ciudad de Weimar, verdadero centro cultural europeo, donde artistas como Goethe, Schiller y Wagner fueran grandes figuras, el dos de diciembre de 1877.
Sobre un libreto magistralmente escrito por el poeta Ferdinand Lemaire, y basado en los capítulos 13 al 16 del libro de los Jueces, en el libro de los Proverbios, de los Salmos y del Cantar de los Cantares, "Sansón y Dalila" cuenta la historia del más famoso Juez de Israel, consagrado desde el vientre de su madre para ser un líder del pueblo elegido por el Señor, el Dios único, y dotado por él de una fuerza espiritual y física sobrehumana, capaz de destruir templos y ejércitos filisteos con el sólo poder de su brazo.
Dicha fuerza tenía una condición, un "recordatorio divino" de que Sansón seguía siendo un hombre, y por ende vulnerable al pecado y la debilidad: su fuerza radicaba en sus largas trenzas de pelo; al igual que el talón de Aquiles, si algo le ocurría a su pelo, su descomunal fuerza se desvanecía inmediatamente.
Como todos sabemos, Sansón es vulnerado por un enemigo carente de armas y fuerza física: una seductora filistea llamada Dalila, designada por el sumo sacerdote del culto de Dagón para enamorar a Sansón, arrancarle su secreto y así poder vencerlo y humillarlo.
La pasión carnal que Dalila despierta en Sansón hace que este olvide su misión divina y se deje llevar por sus sentimientos e instintos mundanos, revelándole a Dalila su gran secreto como prueba de amor, siendo traicionado por ésta, quien le corta el pelo y lo entrega a los soldados filisteos, arrancándole los ojos, y encadenándolo como esclavo a una noria para ser vejado y humillado por el pueblo idolatra filisteo.
Sansón derrotado y traicionado, se lamenta, implora perdón y recibe las recriminaciones de su pueblo. En una ceremonia en honor a Dagón, falso dios filisteo, en la cual Sansón iba a ser el "invitado de honor" para demostrarle que Dagón era un verdadero dios, no como el de Israel, Sansón ruega al Señor por su fuerza sobrenatural, para poder ofrecer en sacrificio su vida y la de los paganos filisteos que osarán blasfemar su santo nombre.
Conducido por su lazarillo a las columnas del templo de Dagón, Sansón exclama su última alabanza al cielo y bota las columnas, desplomando el templo y sepultándose en vida junto con los filisteos, incluyendo también a la maliciosa Dalila.
La ópera de Saint-Saëns tiene un marcado formato musical de oratorio, especialmente en el primero de sus tres actos, donde se destaca la vibrante arenga de Sansón (tenor dramático) a su pueblo para sublevarse contra la opresión filistea.
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