Envídia de quien pueda rescatarte
los aires que transitan la agonía
del vuelo que mutó a la lejanía
el nombre que soñé para alcanzarte.
¿No sabes que no paro de tocarte?
que nota singular y sinfonía
visitante de toda la osadía
me escurres por la voz para nombrarte.
Habrá alguna manera de acercarme
y allá en la primavera de tu oído
soltar este dulce que me lídia
el celo con que trato de alejarme
si pienso que dedicas un gemido
a otra voz,
muero,
muero de envídia.
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