Aquí han comenzado a hablar de personas intermedias, de los quita penas. De esos encuentros que pretenden aliviar la tristeza, vacío y rabia de una mala experiencia.
El/la buen(a) amig@ resulta ser una buena oreja, es como tont@ para escuchar sobre penas y las canalladas de aquel o aquella otra. Es muy comprensiv@, mucho. Nunca ha existido una persona tan generosa. Es capaz de estar horas al teléfono escuchando el lamento del otro.
Acompaña,entiende, hace un cariño, seca una lágrima, pasa un pañuelo. Mira a los ojos... da un beso no importándole los mocos colgando (¿por qué no? -piensan ambos- a quién le hacemos daño?). La cama está cerca...
Ambos se están engañando y ninguno es inocente. El/ la comprensiv@ amig@ sabe que está aprovechando una ventana de debilidad y el otro encuentra un alivio momentáneo.
Uno anda por el suelo del abandono, en la victimización y destilando rabia. El otro no es capaz de atrapar una presa sana, le atraen las aves con pata rota, no se siente capaz de más. Candidato seguro a recibir tormento. Es una historia que empieza en lo enfermo. Pésimo pronóstico.
Marcadores