Una luz lejana atraviesa los horizontes
aquellos horizontes donde muere el día
y la noche nace. Castigan las estrellas
la intranquilidad inocua trayendo
con su vaiven la razón confundida de los sentidos
bajo la lluvia. La luz triste llora a través de los dormidos
que se van junto con la voz pálida y se reflejan con el espejo
humillado del cuerpo.
Entre amanceres inocuos calla
la luz que se pierde en el lejano mar
que se encuentra contigo.
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