Un hincha de Velez muere de un balazo antes de un partido.
El fútbol argentino se cobró ayer otra víctima, la número 223 en una historia luctuosa que no se detiene. Emanuel Álvarez era un ferviente simpatizante del Vélez Sarsfield. Tenía 21 años.
Lo mataron cuando iba a ver a su equipo frente al San Lorenzo. Una bala disparada por un desconocido se le incrustó en el cuerpo. Álvarez iba en uno de los 40 buses de los socios del Vélez que los trasladaban hasta el estadio del equipo rival, en los alrededores de la ciudad de Buenos Aires. Al parecer se trató de una emboscada de la barra brava del San Lorenzo.
Álvarez murió en un hospital. El drama tuvo lugar antes de que comenzara el encuentro. Los jugadores del Vélez y San Lorenzo salieron a la cancha a las 17 horas locales sin saber lo sucedido. Tampoco el árbitro Héctor Baldassi. Entonces llegaron al estadio los hinchas del Vélez que habían sido atacados y relataron lo ocurrido. La furia se desató.
Algunos integrantes de su barra brava comenzaron a cometer desmanes. Primero rompieron el alambrado. Luego intentaron invadir el campo. La policía trató de impedirlo y comenzó una batalla campal. Los jugadores del Vélez se acercaron al lugar de los incidentes para tratar de calmar a sus simpatizantes. "Nos están diciendo que si se juega es para quilombo habrá disturbios", dijo Hernán Pellerano. "Mejor que no se juegue porque todo va a terminar mal", agregó a las cámaras de televisión. El árbitro Baldassi resolvió suspender el partido. Los jugadores del Vélez estaban especialmente consternados. Álvarez, se dijo, era amigo de algunos integrantes del plantel.
La salida del público del estadio del Nuevo Gasómetro fue sumamente tensa. En la autopista 25 de Mayo se registraron algunos choques con la policía, según reportó la televisión. La lógica de la violencia en el fútbol siempre amenaza con una situación peor. Mientras abandonaba el estadio, la barra brava del Vélez entonaba cánticos de guerra y juraba vengar a la víctima inocente.
UN DEPORTE ACOSADO A pesar de que el precio de las entradas subió un 75%, el fútbol es en Argentina una pasión de multitudes. Pero esa pasión está contaminada por el mundo delictivo que rodea al deporte más popular del país. Las barras bravas son auténticas asociaciones de matones, que muchas veces están a su vez vinculadas con caudillos políticos y que tienen, por otro lado, oscuras relaciones con parte de la policía. En los últimos meses fueron encarcelados los jefes de las hinchadas del Boca Juniors y River.
Fuente:elPeriódico.
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